Guada & Silver: saber esperar
De todos es sabido que las novias suelen ponerse muy nerviosas antes de su boda, la gran mayoría llegan a perder varios kilos antes de la misma, lo que hace desesperar a cualquier modista en la última prueba de vestido. Ellos son más tranquilos, por eso se hace raro ver a un novio nervioso. Silver, es de estos últimos. Pertenece a ese tipo de novios introvertidos, que no les gusta salir en las fotos y que todo se les hace un mundo, sobre todo cuando se trata de algo tan tremendamente importante como el día de su boda (a las 4h de la mañana ya estaba despierto). Como curiosidad os diré que antes de la boda, Guada y Silver NO tenían ninguna foto juntos. Ninguna. Él es el típico amigo que siempre hace las fotos, la mayoría de las veces por evitar salir él mismo, así que el hecho de que accediese a tener un reportaje de boda ya fue todo un milagro. Unos meses antes de la boda Guada andaba desesperada buscando un fotógrafo que estuviese pero sin estar, que hiciera fotos pero sin posados y sin prácticamente dejarse ver, ya que si no hubiera sido imposible convencer a Silver. Y, por suerte, lo encontró. Al final hasta se animó y se hicieron también la pre-boda. Los novios se conocieron cuando Guada todavía estudiaba y aunque en casa de Silver ya pensaban que se iba a quedar para vestir santos (se llevan varios años), fue un amor a primera vista, como todo lo bueno se hizo esperar pero finalmente llegó. Decidieron celebrar su boda en la ermita de San Vicente, en la Vall d’Uixó, para luego trasladarse al Mas de Lucía, una preciosa masía de piedra rodeada de amplios jardines. La novia eligió un modelo de la colección Two de Rosa Claráa juego con el velo, que durante la ceremonia llevó con un recogido y para el banquete a modo de velo ‘pirata’ con el pelo suelto. Los zapatos se los tuvieron que hacer a medida, ya que Guada tiene el pie muy pequeño. Y el ramo, de Bao Bao, se confeccionó con rosas blancas y otras más pequeñas en tonos verdes. Como anécdota divertida, Silver había asistido ya a las bodas de tooodos sus amigos de diferentes pandillas y procedencias, por lo que todos ellos le devolvieron la visita en la suya, como le sucedió a la protagonista de la película ’27 Vestidos’.
Fotografía: Amanda Dreamhunter
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