Sin duda alguna, Nanda Devi es una de las colecciones más rica en contrastes creada por la diseñadora Merche Segarra. Así es como se llama la impresionante montaña, entre India y Nepal, que inspira la colección para 2016 de Jesús Peiró. Desde la atalaya de sus nieves eternas, allí donde crece el inalcanzable edelweiss, Nanda Devi ilumina con majestad el Santuario dedicado a la Diosa de la Felicidad. A él acuden las Princesas de las nieves, criaturas del frío que dejan un rastro de escarcha que salpica de cristales sus delicados vestidos. Así son las novias imaginadas por Merche Segarra. Con tejidos que parecen helados, de aspecto mojado, brillante a veces, con texturas y bordados de lentejuelas y cristal. El fil coupé es el rey, se utiliza en algodón o mezclado con seda ligera y también con hilos de oro, que muestran la dorada cabellera de su revés. La colección se convierte en una conversación entre tejidos: crepe Georgette, brocado, chantilly con efectos dorados y geométricos, mallas ornamentales, puntillas, guipures calados de algodón superpuestos. Mandan los vestidos blandos, de peso, que acompañan a la silueta donde los volúmenes importantes nacen de la cintura o de la cadera baja. Perfiles en pagoda y apuntes de capa muestran discretamente una línea acampanada, las mangas son largas o campanillean sobre los hombros. Los cuellos suben tímidamente o se asientan a caja y la espalda se ofrece generosa, aunque siempre delicadamente velada por uno o más tejidos superpuestos porque las transparencias se trabajan en bloque, texturadas. Toda una oda a las princesas de las cumbres, reinas de las nieves, silenciosas, exóticas y cálidas que van dejando un rastro de luz por el camino del Nanda Devi.

Fotografía: Jesús Peiró