Hoy os traigo una sesión de inspiración otoñal que incorpora elementos propios de esta época del año pero que huye de los tonos típicos, como son los marrones y anaranjados, con el objetivo de dar al reportaje un toque de sofisticación que se logra centrando toda la decoración en tonalidades blancas y plateadas. La protagonista indiscutible es la calabaza pero en combinación con otros objetos más cálidos como pueden ser las velas, las farolas de vidrio o el follaje propio del otoño. Me ha gustado especialmente el pasillo que enmarca la llegada de la novia, compuesto de calabazas y velas de distintos tamaños y alturas, en color blanco y plateado, junto a libros antiguos de la misma tonalidad y coronado por dos grandes farolas blancas con la parte superior en plata. También el detalle de la decoración de la mesa, colocando una pequeña calabaza pintada de blanco en el interior de una campana de cristal sobre una base de madera. Me parece precioso y una idea perfecta para el seating que al mismo tiempo puede servir como regalo para los invitados. Siguiendo la misma línea decorativa la mesa se ha dispuesto utilizando la misma paleta de color aunque esta vez se ha querido romper un poco el tono con los caminos de mesa de tela rústica y con el centro de mesa, que igual que el ramo de novia, incorpora algún punto de marrón y naranja. El guiño de la gran calabaza blanca con lazo de tul a modo de ‘ramo alternativo’ de la novia, me ha parecido de lo más original y divertido. Y por último, destacar el pastel de bodas, un naked cake elaborado con los mismos colores protagonistas de la sesión pero centrado sobre todo en el bouquet de la novia y el centro de mesa, rompiendo nuevamente la estaticidad del color blanco con la incorporación de rosas anaranjadas y elementos naturales en verde y marrón.

Fotografía: Desiree Shuey / Flores: Colette Budd / Pastel: Sugarmomma / Maquillaje y Peluquería: MUAH