Siempre me ha fascinado el mundo de Frida Kahlo, lo sabéis porque no es la primera vez que dedico un post a su figura. Su relación tormentosa y pasional con Diego Rivera, su sufrimiento desde la adolescencia, su afán de superación, su rebeldía, ese ir contra corriente, contra todos y contra una misma si era necesario. Sus colores, sus vestidos, su peinado, todo en ella respira pasión y es algo que sigue transmitiendo a pesar del tiempo, de los años, de la época y de las modas. El icono Frida Kahlo se ha mantenido firme e impasible y así será siempre porque hay personalidades cuyo destino consiste en perdurar, en ser eternas y Frida Kahlo es una de las elegidas. La sesión de inspiración de hoy la protagoniza una paleta de colores vivos y llamativos. Naranjas, rojos y rosas ponen la nota de color y la esencia mexicana en todos los detalles de un estilismo que refleja el universo Frida combinado con toques más modernos. Pequeñas macetas con cactus y candelabros de plata decoran la mesa junto a una vajilla de cristal transparente con cubiertos que hacen un guiño al pasado pictórico de la artista. Y el estilismo de la novia con su inconfundible corona de grandes flores (un tip en la estética Frida), así como el recogido con trenzas y los complementos étnicos a juego con el rojo del labial y la laca de uñas, ponen el broche final a este homenaje tan personal a una de las figuras más apasionadas y admiradas de todos los tiempos.

Fotografía: Angelika Krinke