AMY & ADAM: LA CALMA DE LA FELICIDAD
Hay bodas que respiran calma, no sé si es por el tratamiento de las imágenes, por la estética de los novios o porque quizás en el momento en el que las descubres tú misma estás intentando encontrarla. Pero me sucede en alguna ocasión y fue exactamente lo que sentí al encontrarme con la boda de hoy. Una boda sencilla, con unos novios enamorados y el entorno perfecto para hacer realidad su sueño. Cuando se comprometieron, Amy y Adam llevaban juntos varios años, él es surfista y está acostumbrado a levantarse temprano pero Amy odia madrugar, a no ser que sea estrictamente necesario. Por eso, aquella mañana le sorprendió que Adam la despertase animándola a acompañarlo a ver juntos el amanecer desde ‘su lugar’, un pequeño acantilado frente al océano. Un sitio especial donde fueron la primera vez que se conocieron y donde, más adelante, supieron que querían seguir así toda la vida. El día estaba muy nublado y parecía que el sol no iba a salir pero al llegar al acantilado algo pasó, de repente el cielo se despejó, desaparecieron todas las nubes y un sol radiante empezó a brillar, fue en ese momento cuando Adam le pidió a Amy que se casara con él. Y ella, como no podía ser de otra manera, dijo que sí. Se casaron en Ravensthorpe, una antigua casa georgiana situada en un entorno rural idílico, rodeados de jardines con fondo de montañas y a pocos minutos de las playas vírgenes de la costa sur australiana. Amy quería mostrarse tal cual es, natural y sin artificios y para ello confió en un romántico diseño de Grace Loves Lace de influencia española y toques boho, un diseño que acentuaba su personalidad libre y apasionada, dejándose el pelo suelto con un pequeño prendido de flores lateral, lo que le otorgaba todavía más frescura y naturalidad. El objetivo de ambos fue crear un ambiente festivo donde todo el mundo se lo pasase bien, huyendo de formalismos y estereotipos. Para ellos la familia y los amigos son su bien más preciado y querían disfrutar juntos al máximo y que sus invitados así lo sintieran. Y por supuesto que lo consiguieron, a pesar de los nervios y de las emociones que supone la organización de una boda porque como dice Amy ‘cada vez que me ponía nerviosa sólo tenía que mirar a los ojos de Adam y una sensación de calma y de felicidad me inundaba por completo’. Así es el amor…
Fotografía: Ben Sowry Photo