En verano todo nos parece mejor, será por el sol, porque los días se alargan o quizás porque llegan las esperadas vacaciones, sea como sea en verano somos más felices o al menos eso dicen los expertos (apreciación que corroboro). Por eso en verano nos casamos más. La boda que hoy os traigo es una de esas bodas de verano a la italiana que tanto me gustan, una boda donde la gastronomía juega un papel muy importante, no en vano se celebró en la Masseria Potenti en la localidad de Plugia, famosa por sus playas y sus pueblecitos encalados. La Masseria ofrece productos ecológicos y de Km. 0 elaborados con antiguas recetas italianas en un entorno natural campestre. ¿Su secreto? Simplicidad sazonada con amor.

Un lugar donde el tiempo se detiene y expresa su amor por la tierra, por el disfrute de la vida al aire libre, por un mundo simple y natural.

A Dan y Emma, amantes de la música y del buen comer, les apasiona viajar y visitar lugares únicos en sus viajes, así fue como encontraron la Masseria, decidiendo que sería el enclave perfecto para sellar su unión. Una enorme finca rodeada de olivos, muy cerca del mar, con conmovedoras puestas de sol que se reflejan en sus paredes encaladas y generan una luz mágica que inunda el ambiente. Las telas blancas de lino que ventilan y dejan pasar la brisa dan paso a salas frescas y abovedadas que culminan en un exterior iluminado por el sol y refrescado por el agua de una gran piscina de borde infinito. Tan infinito como el amor de Dan y Emma, que quisieron compartir con sus invitados celebrando una velada única rodeados de una decoración en la que lo natural está presente en todos los detalles y donde las ramas de olivo, las frutas y verduras frescas y las flores silvestres son las protagonistas indiscutibles. Un entorno de belleza extraordinaria hecho de un sueño y de la pasión que lo generó, convertido en un hogar al que siempre regresar.

Fotografía: Stefano Santucci