Neel & Lucia: íntima y bohemia
Cuando Neel y Lucía eran sólo buenos amigos decidieron hacer un viaje juntos bordeando el litoral central de la costa de California. Fue un viaje que no dejó indiferente a ninguno de los dos, acamparon en el bosque, recorrieron kilómetros y kilómetros de playas y hasta se dieron el capricho de comer enMadeline, un restaurante de reconocido prestigio en la zona. A su regreso, se convirtieron en algo más que buenos amigos, así que cuando decidieron casarse, buscaron un lugar que les hiciera revivir aquel viaje tan especial. Lo encontraron en San Simeón Point, una hermosa franja de tierra que se adentra en el Pacífico, aunque para llegar a ese hermoso lugar había que caminar unos 30 minutos por una playa y pasar por un precioso bosque ‘encantado’, así que iniciaron su pequeña aventura con la pequeña compañía de doce personas, sus familiares más allegados, algunos íntimos amigos y sus dos mascotas. Para acceder al lugar de la ceremonia crearon un ligero jardín que decoraron con un arco realizado con antorchas de bambú, varias plumas, algunas flores, unas cuentas de vidrio y cintas de seda. En las mesas utilizaron también plumas para el sitting, pero esta vez confeccionadas con papel de partitura a las que ataron unas tarjetitas caligrafiadas con el nombre de cada invitado. Para los centros de mesa usaron antiguas latas de metal con rosas del sur de América y flores frescas en su interior. Dos detalles me han gustado especialmente de la boda de Neel y Lucía, el primero el vestido de ganchillo de la novia con ese aire tan ‘ye-yé’ que le dan las mangas anchas y el segundo, las fotos hechas con cámara Polaroid, con ese efecto de los años 70 tan característico y que me recuerda tanto a aquella época. Ah, se me olvidaba comentaros que la cena tuvo lugar, como no podía ser de otra manera, en Madeline.
Fotografía: Michelle Pullman