La flor que Romeo regaló a Julieta
Ya sabéis que ayer fue uno de mis días preferidos del año. En mi ciudad, Barcelona, Sant Jordi es el día de los enamorados, la festividad del libro y de la rosa, donde como manda la tradición ellos regalan rosas a ellas y ellas les corresponden con un libro. La semana pasada, buscando algo de inspiración para escribir con motivo de esta fecha tan especial, me encontré con algo que desconocía. Mis adoradas peonías, esas flores nostálgicas con aire de rosa antigua, también son conocidas como las Sweet Roses Juliet o las Juliet Peony Rose. Conocía la acepción de ‘rosa inglesa’ pero no esta última. Enseguida deduje que fue la flor que Romeo regaló a Julieta cuando se conocieron y, pensándolo bien, no podía ser otra. Creo que la peonía es una de las flores más románticas que existen, de aspecto liviano y esponjoso y con una textura en apariencia delicada pero fuerte y resistente en su esencia. Fiel a su nombre, tiene un olor dulce que perdura incluso bajo los rayos del sol por lo que la convierte en la flor ideal para un bouquet de novia. Además, según la tradición asiática, es la flor de la riqueza y la abundancia. Si me volviera a casar la elegiría nuevamente para mi ramo, se mantuvo intacto durante días y ahora, cuando ya han pasado casi dos años de la boda, todavía permanece con ese halo de fragilidad y romanticismo colgado bajo una de las vigas de madera de la vieja casa de mi abuela. Todavía no he querido descolgarlo. A menudo entro en la habitación y me quedo mirándolo bajo el quicio de la puerta, cierro los ojos y todavía percibo su aroma, me sigue pareciendo tan romántico…