Hay dos plantas por las que siento especial debilidad según la época del año, una es el olivo y la otra el eucalipto. La primera me inspira verano y la segunda invierno. La verdad es que  no sabría deciros porqué me gustan tanto porque en el fondo ambas son súper sencillas, pero quizás sea precisamente por eso. Hoy os voy a hablar del eucalipto, que me parece ideal para utilizar en la decoración de una boda, bien sea solo o acompañado de otras flores o especies naturales. Seguro que lo habréis visto en multitud de ocasiones, sobre todo en centros de mesa pero quizás menos decorando ramos de novia. Probablemente pensaréis que para un bouquet es mejor utilizarlo en combinación con otras variedades de flores pero si lo que buscáis es minimalismo y sencillez no temáis llevar un pequeño ramo de eucalipto tal cual y lo mismo os digo del olivo. Además su característico y balsámico aroma hará que a vuestro paso todo huela a las mil maravillas. Si os decantáis por esta última opción pero queréis darle un toque menos natural y más elegante una propuesta original es la de pintar el reverso de sus hojas en color dorado o plata, le dará un toque ‘chic’ y diferente al ramo y si lo combináis con algún complemento del mismo tono en el estilismo como pueden ser los zapatos o una torera todavía destacará más. Pero si por el contrario lo que queréis es colorido y conseguir un aspecto más rústico, lo que os aconsejo es que apostéis por un ramo de mayor tamaño, ahora se han puesto muy de moda en Estados Unidos y la tendencia también ha llegado a nuestro país por lo que está en auge. Sea como sea el eucalipto siempre será una buena opción.

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