Hace días que no dedicamos un post a la parte masculina de la pareja y ya va siendo hora de hacerlo. Siempre me ha parecido curioso ver la diferente relación que existe en distintas ciudades españolas con un complemento tan especial como el sombrero. Hay lugares, como Vitoria o San Sebastián donde podría decirse que es casi imprescindible su uso, en cambio hay otras ciudades donde prácticamente nadie se atreve a lucirlo. Factores climatológicos aparte, creo que el uso del sombrero da un porte distinguido a quien lo lleva, no sé, igual os pareceré antigua o clásica, pero a mí me encantan los hombres con sombrero. Es una debilidad que tengo, lo reconozco. Por eso el día de mi boda no podía faltar ese complemento tan especial, así que mi futuro marido lució un modelo Panamá a juego con el que llevaban los pequeños pajes (nuestros hijos). Él combinó la cinta del sombrero con la corbata (yo hubiera preferido una pajarita pero él no se veía) y con el pañuelo de bolsillo de la solapa, pero si lo preferís y queréis un resultado más desenfado, podéis incluso hacer un contraste de colores o de telas. En una boda dan mucho juego y hay muchos modelos distintos para elegir el más apropiado según el tipo de ceremonia que vayáis a celebrar. Los hay clásicos, tipo bombín o chistera; tradicionales que nunca pasan de moda, como los barrieros o más desenfadados como los Panamá o los borsalinos. Además son útiles tanto en invierno para protegerse del frío como en verano para combatir el calor, en el primer caso podéis elegir un modelo fabricado con un tejido más cálido como la lana y para el segundo uno de paja o de algodón. Espero que con las fotografías que ilustran este post los indecisos hayáis acabado de decidiros. Si yo fuera chico lo tendría clarísimo, el día de mi boda luciría un borsalino.
Fotografía: Erin Hearts Court, Katrina Louise, Jessica Claire, Kyle Hepp, Poser Image, Root Weddings, Jennifer Eileen, Tec Petaja, The Nichols, Berenguela de Arredondo, Julie Randall.