La descubrí hace poquito y desde el primer momento me quedé prendada con la magia de sus vestidos. Hermione de Paula funde en sus diseños lo exótico con lo mágico y se rodea del romanticismo de un jardín inglés de rosas exquisitas y delicadas creando un mundo único plagado de detalles con creaciones realizadas a mano y tejidos de la más alta calidad, dando como resultado una costura nupcial de lujo. Tras graduarse y formarse con firmas de la talla de Christian Dior Couture, John Galiano o Alexander McQueen, creó su marca propia en 2008, debutando en el universo Bridal cinco años después, tras el éxito del primer lanzamiento de sus vestidos de noche bordados.
Los vestidos de novia de Hermione de Paula son únicos, cada pieza es una obra de arte individual y personal diseñada junto a la novia, que cuenta su historia dando cabida a detalles tan especiales como la posibilidad de bordar en sus vestidos algo único como su nombre, la fecha de la boda o una frase especial.
Su principal fuente de inspiración a la hora de crear sus colecciones son las flores que recuerdan un aroma, un lugar, un sueño o una fantasía, la diseñadora atesora flores secas de todos sus viajes y experiencias y cuando crea un diseño personalizado, su musa es la propia novia, estudia su fuerza, su feminidad, su belleza exterior e interior hasta dar forma a su vestido de novia. Ese es su principal sello de identidad, conseguir que sus creaciones vayan más allá de la belleza material, creando una conexión emocional y un recuerdo perdurable. Sus vestidos están diseñados para cautivar y representar la mejor versión de la novia, su verdadero ser, mejorando su belleza y confianza. Los bordados ligeros y exquisitos y las telas finas y suaves hacen que todos sus diseños sean cómodos de llevar, han sido creados para divertirse, por eso las novias de Hermione de Paula son libres de espíritu, aventureras, con gran sentido del humor y del amor.
Fotografía: Alistair Vlok