¡Al rico polo!
Sí, ya lo sé, las temperaturas están bajando, se acerca la vuelta al cole y al trabajo y eso siempre significa una cosa: que el verano se acaba. Pero no quiero dejar pasar la oportunidad de hablaros de un postre que me chifla y que siempre me devuelve a mi infancia: los polos. Y no me refiero a los cornetes de múltiple variedad de sabores ni a las fantásticas tarrinas de gustos tan originales como imposibles, me refiero al polo de toda la vida, a ese trozo de hielo con sabor a fresa, naranja o limón sujeto con un pequeño palo de madera. ¡Si es que hasta estéticamente me parece súper vintage! Os lo propongo como idea de postre o recena en una boda de verano, podéis substituir el buffet de pastelitos o cupcakes por una barra de polos variados e incluso por un carrito típico de venta ambulante de helados, además de refrescaros el momento de la fiesta puede quedar de lo más decorativo.