La canción insignia de la cantante francesa Édith Piaf, además de ser una de mis preferidas, me ha servido de inspiración para el post de hoy. ¿Imagináis por qué verdad? Aunque a mucha gente el rosa puede parecerle cursi, bien combinado y siguiendo su paleta de colores, puede llegar a ser un color muy fresco y divertido. Hoy os propongo una decoración en tonos rosas, rojos y naranjas, que os puede dar juego tanto en interior como en exterior. En las fotografías veréis que se han utilizado las mismas flores para el bouquet de la novia y los centros florales, de esta forma se mantiene la uniformidad del conjunto, tanto cromática como estilísticamente. Me ha gustado mucho el detalle que adorna las servilletas a juego con el de las copas, que bien podría ser ejemplo de un rápido DIY, tres tiras de tela de tonalidad similar recogidas en una sencilla trenza. Precioso. Igual que el mantel, en un tono degradado. ¿Y qué me decís del vestido de la novia en rosa? Algún diseñador ya se ha atrevido a mostrar este color en las pasadas pasarelas tanto de Madrid como de Barcelona e incluso pudimos ver alguna pincelada en la pasarela de Nueva York, yo apuesto por romper con el blanco tradicional y por las novias que se atreven con el color. Como detalle a tener en cuenta si queréis rizar el rizo decorativo, el vino, como el champagne, debería ser rosado.
Fotografía: Becky Hill