Buscando alternativas al típico confetti o arroz para el momento de la salida de los novios se me ocurrió una idea original para la época en la que nos encontramos, lanzar hojas naturales. Aunque quizás sería mejor utilizarlas en otoño más que en invierno, pero también podría valer. La verdad es que ya está todo inventado y cuando me puse a buscar fotografías que ilustraran el post me encontré con varias bodas que lo habían aplicado y algunas incluso con opciones añadidas, ya que hay novios que también han utilizado la lluvia de hojas para distintos momentos de su enlace. Como veréis en las fotografías la estética que se crea es muy otoñal y es ideal para bodas de invierno. Pero hay que tener en cuenta que no es tan fácil como coger varias hojas, guardarlas y lanzárselas a los novios directamente el día de su boda, ya que antes hay que preparar la hoja para que se conserve y no se seque de manera que se rompa o quede rígida, que es lo que normalmente sucede cuando las hojas caen de los árboles. Así que he buscado un truquito muy fácil para conservar las hojas hasta el día de la boda. Una vez hayáis recopilado varios montones de ellas, tendréis que sumergirlas en una solución de glicerina y agua, poniendo siempre una parte de glicerina por dos partes de agua. Hay que verter la solución en una bandeja plana poniendo poca cantidad, la suficiente para cubrir la hoja. Sumergir la parte inferior de la hoja colocando otra hoja sobre ella y poniendo un peso encima para que la hoja quede totalmente sumergida. Así hay que hacerlo con todas, una a una, dejándolas sumergidas entre dos y seis días. Pasado este tiempo sólo hay que secar las hojas suavemente con una toallita de papel. De esta manera quedarán suaves y flexibles, listas para lanzar a los novios. ¿Os animáis?
