Hace unos días tuvimos la suerte de recibir una invitación del Hotel Dolce Sitges 5* para disfrutar de un fin de semana gastronómico y de relax. No nos lo pensamos dos veces, hicimos las maletas y nos fuimos encantados de descubrir un hotel que hacía tiempo que queríamos conocer. Como su propio nombre indica, el hotel está situado en el pueblecito de Sitges, una de las poblaciones costeras con más encanto de la costa catalana. Cuenta con un total de 263 habitaciones con terraza, la mayoría con vistas al mar, tres restaurantes gourmets y cuatro bares de diseño. A nosotros, como íbamos con niños, nos ofrecieron una de las habitaciones familiares que hay en la planta baja con salida directa a la zona de jardín y piscinas. Fue una opción perfecta y súper cómoda porque podíamos entrar y salir directamente desde la terraza de la habitación. Además, y desde hace muy poco, las cuatro piscinas del hotel están climatizadas con energía solar, lo que permite poder disfrutarlas prácticamente todos los días del año. Se ubican en cuatro espacios independientes en función del tipo de público, hay desde una piscina para niños hasta una piscina deportiva que cuenta con un carril de 13 metros de longitud para nadar y hacer deporte, aunque mi preferida y de la que prácticamente no me moví en todo el fin de semana es la piscina Infinity, con unas vistas increíbles del Parque Natural del Garraf. Llegamos el sábado por la mañana y, tras una breve visita para conocer el hotel y dejar todas nuestras cosas en la habitación, nos dirigimos a la terraza del restaurante Dolce Deli Bar, con vistas a las piscinas y al campo de Golf, donde comimos al aire libre para aprovechar el día de sol que nos hizo. Tras descansar un rato en la piscina, fuimos a visitar el Dolce Vital Spa, el espacio wellness del hotel, una zona de descanso y belleza que cuenta con una piscina interior climatizada con cascadas de agua y jacuzzi y unas vistas espectaculares al Mediterráneo. Allí disfrutamos de un relajante masaje en pareja de 40 minutos que nos dejó listos para la noche. La verdad es que me quedé sorprendida de las enormes posibilidades que ofrece el Hotel Dolce Sitges, tanto para bodas como para eventos o estancias individuales o familiares. Precisamente ese fin de semana, después de nuestro paso por el Spa, pudimos ver ‘in situ’ una boda celebrada en los jardines del hotel y comprobar en primera persona cómo se organizan internamente para que todo salga a la perfección y que la celebración no afecte al día a día del resto de clientes del hotel. Todo está calculado y preparado con detalle para que cada celebración sea un éxito y además cuentan con toda una red de colaboradores especializados en diferentes materias para que la experiencia sea inolvidable para novios e invitados. A las 21,30h teníamos reserva para cenar en el Restaurante Esmarris, que ofrece una cocina creativa mediterránea inspirada en la cocina internacional, donde pudimos degustar el exquisito Menú Gastronómico con maridaje de bebidas que nos preparó con mimo su chef. El menú varía en función de la época del año, ya que ofrece siempre productos frescos de temporada y mención especial merecen los postres, caseros y artesanos, que nos encantaron a los cuatro. La verdad es que disfrutamos el sábado intensamente y todavía nos quedó tiempo para dar un paseo por el precioso pueblecito de Sitges. Nuestra estancia en el hotel finalizó el domingo tras un desayuno buffet servido en el Restaurante Verema, un espacio abierto con vistas panorámicas al mar. En verano el restaurante ofrece también un brunch dominical y cenas fusión en su terraza, bajo el cielo estrellado de Sitges. Sin duda fue una experiencia única que nos dejó con ganas de más. Así que si estáis pensando en visitar la zona o celebrar vuestra boda en Sitges, os lo recomiendo cien por cien. ¡Os encantará!
Fotografías: Hotel Dolce Sitges, UBO