Realmente el hashtag utilizado para el evento de la visita a la finca Aldeallana (#pasionporaldeallana) no podía estar mejor escogido y es que Aldeallana levantó pura pasión entre todos los que tuvimos la suerte de poder conocerla. Es una finca preciosa, un pequeño paraíso situado en la localidad segoviana de Valdeprados pero muy cerquita de Madrid, ideal para celebrar una boda en el campo al aire libre, un enlace civil en su encinar o una ceremonia religiosa en una de las pequeñas ermitas de la localidad, aunque también tiene un comedor de ensueño especialmente pensado para bodas de invierno, lo que la hace perfecta para todo el año. Además, la suite de la novia está dentro de la misma casa, un espacio acogedor abuhardillado y decorado con mimo y mucho cariño. Los invitados más especiales también pueden alojarse en la finca, en Casa Pueblito, una auténtica casita de aparceros restaurada con el encanto del estilo rústico chic en la que todos nos hubiéramos quedado a vivir sin pensarlo dos veces. Y es que para Rocío Ureta, propietaria de Aldeallana, la decoración es una parte fundamental y destacada de las bodas que organizan. Ella misma se encarga de traer los objetos más chic y las ideas más novedosas en cada uno de sus viajes, consiguiendo que cada boda sea diferente a la anterior pero que todas tengan el mismo encanto y exclusividad. Otro de sus puntos fuertes es su increíble hospitalidad, tanto Rocío como Gerardo, nos hicieron sentir como en casa desde el minuto uno y después de pasar un día perfecto nos fuimos con la sensación de llevarnos unos amigos para siempre. Realmente consiguieron su objetivo, hacer que nos olvidásemos por un día de trabajos, blogs y obligaciones y disfrutásemos del campo y de su bello paisaje en una Garden Party en la que no faltaron juegos tradicionales como los bolos o la canasta y un almuerzo increíble seguido de unos postres con los que todavía hoy sueño. Todo eso unido a la compañía de amigos del sector, algunos recién conocidos y otros muchos con los que ya llevamos varios años disfrutando del apasionante mundo de las bodas, hizo que la visita a Aldeallana fuera una de las más especiales vividas este año. Y no me gustaría acabar sin dar las gracias a Ana, mi querida La Champanera, siempre atenta, siempre dispuesta a compartir, a reír y a disfrutar, una persona auténtica, alegre y positiva a la que siempre es un placer volver a ver.
Fotografía: Elena Bau Fotografía
Colaboradores: Ciboulette Catering, Dándote Ritmo, Fairy Cakes Virginia, Flores Victoria Cubo y La Sepulvedana