Siempre me ha gustado que se note el cambio de estación y, aunque soy más de calor, no concebiría pasar un invierno o unas navidades en bikini y todavía disfrutaría más si nevase, aunque es difícil que eso suceda en mi ciudad. Sé que como yo hay muchos enamorados de la Navidad, de hecho me ha sorprendido ver que a prácticamente un mes para las fiestas y con el reciente encendido de las luces en las calles más céntricas, ya hay quien no se ha podido resistir y este fin de semana ha plantado el árbol y decorado la casa con motivos navideños. Por tradición, yo suelo decorarla el fin de semana del puente de diciembre pero este año me están entrando ganas de hacerlo antes y uno de los motivos es el encontrarme con sesiones tan inspiradoras como la de hoy. Se trata de la decoración de una mesa pensada para una boda de invierno pero la idea es perfectamente adaptable a una mesa de Navidad. El entorno no puede ser más ideal, una granja de abetos en plena montaña, además, la noche anterior a la sesión estuvo nevando, por lo que cuando el equipo llegó a la granja se encontró con un inesperado paraíso invernal, una alfombra de nieve blanca cubría todo el suelo y decoraba los abetos, el sueño de cualquier amante de la navidad.
La mesa, de sobre de madera rústica, tiene forma alargada y combina sillas del mismo material pero de diferentes diseños, adornadas con mantas escocesas de franela y mullidos edredones a cuadros para mantener abrigados a los invitados durante el almuerzo.
Las servilletas se han colocado bajo cada plato, dando una estética diferente a la mesa y sobre cada uno de ellos una piña que bien podría llevar el nombre de cada invitado caligrafiado a modo de sitting. La vajilla de porcelana china, la cristalería de colores y la cubertería de plata de estilo vintage aportan prestancia y calidez, junto a la decoración con ramas de abeto y eucalipto que se ha utilizado como centro de mesa natural sobre un mantel de lino y candelabros de bronce con velas de color crema. La paleta de colores no podía ser más navideña, destacando el rojo rubí, el verde abeto y el blanco invernal, como si de una postal de Navidad se tratase. Y, sobre la mesa, la cálida iluminación formada por pequeñas guirnaldas de luces de verbena, dan un aire festivo a este escenario de cuento.
Fotografía: Alicia King Photography