LUNA DE MIEL EN NEW YORK
Empieza un nuevo año y con él nuevos proyectos, ilusiones renovadas y sueños por cumplir. Uno de ellos, el de hacer por fin el viaje de nuestra Luna de Miel, puede que se cumpla este año. Como ya sabéis los que nos seguís desde hace tiempo, este blog empezó hace ya 4 años, unos meses después de mi boda. Como no fue una boda al uso, justo cumplía 40 años y ya tenía dos niños, postpusimos nuestra luna de miel para más adelante, cuando los niños ya fueran un poquito más mayores porque en este viaje ellos iban a acompañarnos también. Nuestro destino soñado, Nueva York, merece una visita a conciencia y eso implica estar allí varios días, así que toda la familia al completo esperamos volar este año a la ciudad de los rascacielos. Por eso hoy he querido recuperar este post que publiqué hace 4 años porque para mí tiene un significado especial y porque además se juntan dos aspectos relacionados con el mundo de las bodas que me apasionan, por una parte la recreación de los años 50 y la moda vintage en cuanto al atrezzo y el estilismo de los protagonistas y, por otra, la ciudad de Nueva York. En realidad, según el fotógrafo, esta sesión de fotos recrea el compromiso previo a la boda pero a mí me gusta imaginar que se trata de dos recién casados que inician su luna de miel en la ciudad que nunca duerme. Me los imagino saliendo deprisa de su fiesta de bodas a bordo de un Chevrolet descapotable del que cuelgan varias latas de hojalata enganchadas al parachoques, con su maleta azul en el asiento trasero. Llegando a Nueva York, donde dejan el coche y cogen un taxi que les lleve a Central Park, sin querer pasar todavía por su hotel porque quieren vivir la ciudad desde el primer momento, no quieren perderse ni un solo detalle y el novio quiere cumplir un sueño: cantarle a la mujer de su vida su versión del clásico Moon River con su vieja guitarra mientras ella sonríe y todo alrededor se detiene. Qué poco cuesta soñar en la Gran Manzana…!
Fotografía: Kay English Photography