La boda de Chiara y Gionata es una de esas bodas sencillas, tremendamente naturales, que transmiten amor y armonía desde la primera imagen. Me gusta especialmente porque es una boda de tres y me recuerda a la mía propia, en la que también nos acompañaron nuestros dos hijos y precisamente por ello fue mágica y especial. En este caso, es Gregorio, su único hijo, el que acompaña a la pareja. Los dos tenían muy claro las prioridades en su boda, no querían centrarse en las flores o en la decoración, prefirieron hacerlo en su hijo, sus amigos y familiares más cercanos, prescindiendo de lo superficial y centrándose en lo esencial.
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Siempre he sido yo muy de botas camperas y no porque las llevara asiduamente pero sí que me he sentido atraída desde pequeñita por una idílica vida rodeada de lagos, montañas y caballos. Imagino que Laura Ingalls y sus aventuras en La Casa de la Pradera tuvieron mucho que ver con mi sueño de vivir en un rancho, como probablemente le sucedió a la mayoría de niñas de mi época. El editorial de hoy es un pequeño homenaje a esos sueños infantiles, un enlace celebrado en un rancho rodeado de colinas, valles verdes y frondosos bosques, un paisaje realmente inspirador para cualquier amante de la naturaleza y de la vida
Podría decirse que la boda de Kat & Michael tiene ese punto especial que tienen esas bodas que desde el principio sabes que te van a gustar. Muchas veces os he comentado que me gustan las bodas sencillas, que respiran tranquilidad. Quizás debido a mi condición de persona activa y nerviosa que no para quieta este tipo de bodas siempre llaman mi atención, son como un remanso de calma cuando las veo. Y eso es un poco lo que pretendieron los novios cuando pensaron en organizar su boda, simplemente querían tomar una copa de manera relajada con sus amigos durante la ceremonia y que la boda fuese más un encuentro
Hay bodas que respiran calma, no sé si es por el tratamiento de las imágenes, por la estética de los novios o porque quizás en el momento en el que las descubres tú misma estás intentando encontrarla. Pero me sucede en alguna ocasión y fue exactamente lo que sentí al encontrarme con la boda de hoy. Una boda sencilla, con unos novios enamorados y el entorno perfecto para hacer realidad su sueño. Cuando se comprometieron, Amy y Adam llevaban juntos varios años, él es surfista y está acostumbrado a levantarse temprano pero Amy odia madrugar, a no ser que sea estrictamente necesario. Por eso, aquella mañana le sorprendió que Adam
Seguro que cuando todos pensamos en una boda perfecta nos viene a la mente un espectacular vestido de novia de alta costura, los mejores platos y manjares, un espacio de cuento de hadas, un sol radiante y una temperatura excelente. Pues bien, la boda de Natalia y Brian fue una de esas bodas perfectas, a pesar de que ninguno de esos detalles se cumplieran. Lo que se había planeado como una hermosa ceremonia al aire libre empezó a desdibujarse a medida que el cielo se iba volviendo oscuro y sombrío, la lluvia no se hizo esperar y los invitados tuvieron que refugiarse en una carpa reservada la tarde anterior en
Alexandra y Jared planearon su boda teniendo como punto de partida la relación familiar tan estrecha que ambos tenían con sus progenitores y con el resto de amigos y allegados. Querían que su boda fuese un encuentro familiar, sencillo, bonito y muy cuidado. Para ello eligieron una localización preciosa y muy significativa, se casaron en la parte superior de un cobertizo con vistas al estanque junto al que Alexandra creció, un lugar importante donde ella y Jared suelen ir a menudo. El aperitivo y posterior cena se sirvieron en una granja cercana famosa por su rica comida y sus verdes prados. En la decoración predominan las flores, los elementos rústicos