Últimamente me estoy dando cuenta de que a medida que cumplo años, cada vez me gusta más lo sencillo y lo natural. Huyo de aglomeraciones, de banalidades, de excesos y busco la tranquilidad mental, física y también estética. A veces todavía tengo algún ramalazo de locura transitoria y me siento atraída por el otro extremo, pero cada vez son menos las veces y más las ocasiones para buscar la calma. En bodas, quizás porque la tendencia estos últimos años también ha sido la de buscar lo natural y lo slow, me sucede exactamente igual. Me atrapan las bodas sencillas, sin pretensiones, con pocos invitados pero los realmente importantes, con un
