Es curioso como muchas veces vemos algo que nos gusta muchísimo y rápidamente queremos conseguirlo así que nos gastamos lo que sea con tal de tener ese tesoro en nuestro poder. Y lo que la mayoría no nos paramos a pensar es que en ocasiones eso que tanto nos ha gustado podemos hacerlo nosotros mismos, con lo que además de ahorrarnos un dinero (que a todos nos viene muy bien), podemos dar rienda suelta a nuestra creatividad y personalizar al máximo los detalles. Ya sabéis que yo soy una enamorada de las botellas y recipientes de cristal, bueno en realidad de cualquier tipo de recipiente, me pirran las cajas, las
Etiqueta: botellas de cristal
Ya os he hablado en más de una ocasión de lo que me gustan las botellas de cristal y cualquier tipo de recipiente transparente, son ideales para decorar cualquier espacio por pequeño o grande que sea. Me gustan especialmente como centros de mesa, combinadas con otros elementos decorativos como jaulas, marcos de aire vintage, libros y todo tipo de antigüedades y según la estética que escojáis también pueden dar un aspecto más minimalista dada su transparencia. Con botellas de cristal ya hemos hecho varios tutoriales y publicado distintas ideas para su decoración pero hoy os voy a proponer que utilicéis una técnica que está muy de moda y que por
Las botellas de cristal son un elemento imprescindible en muchas bodas, sobre todo en las de aire campestre y rústico porque le dan un toque chic a la vez que vintage. No es la primera vez que hablamos de ellas como elemento decorativo y aunque la mayoría de las veces las hemos empleado para decorar las mesas del banquete, en alguna otra ocasión ya os he hablado de la decoración suspendida (ver post aquí y aquí). Hoy precisamente os voy a enseñar cómo crear una guirnalda de botellas y flores silvestres. Es un tutorial muy sencillo, ya que únicamente vais a necesitar lo siguiente: un hilo o cable fino pero
Últimamente me estoy volviendo una coleccionista compulsiva de botellas de cristal, me gustan de cualquier forma, modelo o color, transparentes, opacas, de boca ancha, con grabados imposibles, estilizadas o chatas, no hay modelo que se me resista. Salgo de los restaurantes como una fugitiva con la botella de agua metida en el bolso e incluso he llegado a pedir que me envuelvan para llevar la botellita de moscatel con forma de corazón que acompañaba el postre el día que le regalé a mi marido su reloj de ‘prometido’. El caso es que me gustan y me declaro fan total de ellas, además las encuentro perfectas para decorar cualquier estancia y,