La decoración con cierto aire decadente siempre ha llamado mi atención porque me da la sensación de que tiñe cualquier espacio de irrealidad, de pasado, de recuerdo en algunos casos. Hay objetos que transmiten por sí mismos, que están cargados de simbolismos, como sucede con las puertas antiguas. Su aspecto envejecido hace que parezca que guardan mensajes escondidos entre sus vetas de madera, por eso os las recomiendo como decoración de boda. Podéis darles muchos usos, os pueden servir como soporte del menú o del plano de distribución de mesas; como telón de fondo, tanto del altar como del escenario de la fiesta o de cualquier otro elemento decorativo, como
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Desde siempre me han gustado las bañeras antiguas, las clásicas de porcelana blanca con cuatro patas y formas redondeadas. Las pondría por todas partes, en la entrada de casa a modo de bienvenida junto a unos marcos sin láminas, como parterre con variedad de plantas y flores decorando el jardín, de improvisada nevera con refrescos y cubitos de hielo en su interior y, por supuesto, como elemento fundamental y protagonista de mi cuarto de baño (siempre me he imaginado rodeada de sales aromáticas y velitas dentro de una de ellas). Ahora, con la exaltación de todo lo retro y de la decoración vintage, también se han puesto de moda en
Cuando llegan las vacaciones es cuando una de verdad se da cuenta de las cosas realmente importantes y a medida que pasa el tiempo y vamos cumpliendo años esa sensación todavía se acentúa mucho más. Empezamos a fijarnos en cosas que antes eran tan comunes que ni nos dábamos cuenta apenas de su existencia pero ahora llaman nuestra atención e incluso nos conmueven. Dicen que cuando algo nos falta es cuando más lo echamos de menos y estoy totalmente de acuerdo con esa afirmación. A mí me pasa, sobre todo cuando llega el verano y vuelvo al pueblo a casa de mis abuelos. Es cruzar el umbral de la puerta
Esta semana se celebra la Diada de Sant Jordi y en mi ciudad, Barcelona, se vive especialmente esta celebración. Las rosas perfuman cada rincón y todo se transforma, la gente sale a la calle a cualquier hora, por la mañana, al atardecer e incluso por la noche, es el Día de los Enamorados y hay que celebrarlo juntos da igual que sea en pareja, con amigos o con familiares. Es una fiesta al amor y también a la cultura ya que coincide con el Día Internacional del Libro y según manda la tradición, los chicos suelen regalar una rosa a las chicas y ellas un libro a ellos. A mí
Cuando llega esta época me gusta especialmente ir a buscar a los niños al cole porque la verja de acceso al jardín se cubre de glicinas y la imagen, con la fachada de piedra al fondo, es realmente bonita. Por eso la inspiración del post de hoy tiene a las glicinas como protagonistas. Hay veces en las que es inevitable no decorar un espacio pero siempre que podáis os recomiendo que busquéis entornos naturales o de exterior a la hora de decidiros a celebrar vuestra boda porque si el espacio elegido ya tiene encanto os ahorraréis tiempo y dinero. Es preferible que invirtáis vuestro tiempo en dar con el lugar
Cerremos los ojos y hagamos un retroceso en el tiempo, nos teletransportamos a los años 70, cuando la mayoría de nuestros padres probablemente emigraron del campo a la ciudad en busca de un futuro mejor y cambiaron los verdes prados por grises tejados de uralita, fábricas llenas de gente con uniforme oscuro y movimientos acompasados bajo un ruido de maquinaria atronador. La verdad es que el panorama así leído puede parecer desalentador pero tenía su encanto, muchos incluso echarán de menos aquella época porque para la mayoría supuso el inicio de una nueva vida y siempre que algo empieza la ilusión se instala de manera permanente hasta que se consigue