Apenas quedan unas horas para que empiece el mes más romántico del año y aunque soy de las que piensan que el amor hay que celebrarlo y cuidarlo todos los días, no puedo evitar dejarme llevar por el romanticismo que invade el ambiente en esta época. Y qué hay más romántico en estas fechas que una pedida de mano inesperada? Eso es de lo que trata el post de hoy, de una pedida sorpresa muy romántica y cuidada, organizada por el novio con toda la inocencia e ilusión del mundo. Dalton quería sorprender a Hannah pero sobre todo quería hacer de ese momento algo súper especial que ella recordase siempre, así que contó con la ayuda de las hermanas de ella para ayudarle en la búsqueda de la sorpresa perfecta. De esta forma, se le ocurrió buscar un espacio singular, una glorieta de madera situada en medio de un bosque cercano a la casa donde Hannah vivía con su familia. Porque si algo tenía claro es que quería compartir su felicidad con sus más íntimos. Pensó hacer la pedida al anochecer, aprovechando que sería todavía más romántico ya que su idea era decorar toda la caseta con pequeñas luces navideñas que fue recopilando entre amigos y conocidos. Un par de días antes de la gran sorpresa se armó de valor y se reunió con los padres de Hannah sin que ella supiese nada para pedirles la mano de su hija, a lo que accedieron encantados y muy emocionados. Llegó el día y los padres de Hannah, compinchados con Dalton, le dijeron a su hija que se tenía que arreglar porque iban a hacer unas fotografías de familia en el exterior. Hannah así lo hizo, sin sospechar absolutamente nada. Cuando llegaron al lugar donde estaba situada la glorieta y vio a Dalton al final de un camino de luces, no supo qué pensar. Su padre la cogió de la mano y la guió hasta Dalton por el camino iluminado. En ese momento sus nervios ya estaban a flor de piel, pero cuando él le ofreció su mano para que subiera a la glorieta y arrodillándose ante ella le mostró un anillo preguntándole si quería ser su esposa, las lágrimas y toda la felicidad contenida de Hannah fluyeron en un largo beso acompañado de un sí rotundo. La magia del momento se apoderó del ambiente y de todos los allí presentes, continuando la celebración en casa de Hannah, donde esperaban los familiares y amigos más íntimos que quisieron compartir ese momento tan especial con los futuros novios ya comprometidos. No os parece de cuento?
Fotografía: Abi Lewis