Sí, ya sé que anteriormente ya publiqué una sesión pre-boda en Disneyland pero es que no podía volver de las vacaciones con otro post que no fuera este. Lo entenderéis enseguida y es que he pasado los primeros días del año en Disneyland París, en uno de esos viajes de ensueño que se hacen una vez en la vida. El dos de enero toda la familia poníamos rumbo a Eurodisney, era el regalo que le habíamos hecho a Mauro, nuestro hijo mayor que cumplía 7 años y quisimos que lo celebrase a lo grande, así que un día antes de su cumpleaños nos embarcamos a bordo de un avión en dirección al País de los Sueños. De la experiencia sólo os puedo decir que ha sido algo tan increíble que no creo que tenga palabras para describirlo tal como fue. La inocencia de los niños, sobre todo la de Bruno el pequeño, que con 4 años cada vez que veía a Mickey o Pluto no paraba de abrazarles y darles besos, pobres personajes qué paciencia tuvieron…, el brillo de sus ojos, la sonrisa permanente cada vez que veían algo nuevo o descubrían cualquier detalle, es algo que sólo se puede sentir viviéndolo. La verdad es que a pesar de que me considero una persona bastante sentimental no creía que este viaje pudiera emocionarme tanto pero os he de confesar que lloré cuando vi el castillo de las Princesas y también lo hice cuando me despedí de él. Pensaba que era un viaje únicamente para familias, para gente que va con niños pero volvería una y otra vez y lo elegiría para una sesión pre-boda o post-boda navideña porque en esta época del año el parque está más bonito que nunca, las carrozas lucen de manera especial, en Main Street nieva al paso de la cabalgata, los gorros y las bufandas de los niños abrigan el espíritu de la Navidad y todo, absolutamente todo, personajes, espectáculos, atracciones, trabajadores y visitantes parece sacado de un cuento de hadas del que nunca quisieras despertar. Me hubiera gustado enseñaros un reportaje pre-boda hecho en Disneyland París pero no he encontrado ninguno, así que os dejo con uno realizado en el parque americano para que os podáis hacer una idea de lo que allí vivimos. Espero que os guste y recordad siempre que ‘si puedes soñarlo, puedes hacerlo’.
Fotografía: Michelle Chiu Photography