Sí, como lo oís. Cuando recibí el mail de Anabella, de Mangata, la verdad es que no supe bien a qué se refería hasta que acabé de leerlo hasta el final. Como voy más liada que una perdiz no pude hacerlo hasta varios días después pero el asunto de ‘la boda en obras’ me dejó con la intriga. Así que cuando ya pude sentarme y leerlo con tranquilidad, lo que vi me pareció una idea de lo más original que por supuesto tenía que compartir con vosotros. A simple vista puede parecer una idea algo loca y descabellada porque quién va a querer casarse en una boda en obras, pues dos arquitectos, quien si no… Pero seguid leyendo porque todo tiene su sentido. Rocío y David como ya os he dicho son arquitectos y se conocieron hace tiempo a través de un amigo en común pero pasaron los años y no volvieron a verse hasta que un día ambos coincidieron en un evento en el COAM, desde entonces se hicieron inseparables. Desde el primer momento tenían claro que querían celebrar su boda en una parcela que Rocío tiene en la urbanización Eurovillas en Nuevo Baztan. Es un sitio muy especial para ellos porque en las parcelas de alrededor están la casa de la hermana y de los padres de Rocío y es allí donde se reúnen los fines de semana. Además ellos también tienen intención de hacerse una casa allí, por lo que todos estos factores fueron los que llevaron a Mangata a crear el concepto de ‘La Boda en Obras’. Era perfecto porque aunaba el pasado y el futuro de los novios y permitía diseñar una boda diferente y totalmente personalizada. Así fue como elementos típicos de las obras como los ladrillos, las hormigoneras, andamios, palets y señalética, se convirtieron en el centro de toda la decoración. Lo difícil fue conseguir que algo que en principio no es muy atractivo estéticamente se convirtiera en algo bonito para celebrar un evento tan especial como una boda. Y lo consiguieron. La parcela estaba completamente vacía por lo que se convirtió en el lienzo perfecto para construir lo que imaginaron. El eje central bajo el que se desarrolló tanto la ceremonia como el banquete fue una construcción efímera de una casa de madera flanqueada por dos hormigoneras, que se utilizó a modo de carpa. En su interior, la ceremonia se desarrolló como si fuese el típico acto de ‘primera piedra’ pero los guiños al sector de la construcción estuvieron presentes en todos los detalles de la boda, quizás los más destacados fueron el ‘libro de firmas’ que en este caso fue un banco de jardín que los novios dejarán de recuerdo en la parcela o el regalo a los invitados, unas huchas de metacrilato con forma de casita en cuyo interior los novios dejaron varias chucherías y un mensaje personalizado para cada invitado. La verdad es que todo en esta boda fue diferente pero precisamente eso es lo que la hizo única, como siempre os digo es muy importante que una boda refleje la personalidad de los novios y en este caso, se consiguió con creces. Espero que os guste!