Quién no ha tenido alguna vez la fantasía de casarse en Las Vegas? Yo muchas, la verdad. Os imagináis despertando en la habitación de un Motel de carretera rodeados de billetes y luces de neón? La boda de hoy es una de esas bodas transgresoras, atrevidas, distintas, divertidas, originales, con un punto de locura y muy poco corrientes. Es esa boda alternativa con la que alguna vez ha soñado nuestra parte más oscura y que nunca ha logrado vencer a la parte sensata, esa boda que imaginamos cuando somos muy jóvenes o precisamente cuando ya le hemos perdido el miedo a la vida y nos atrevemos a atrevernos. En realidad es una no-boda y está protagonizada por los creativos que están detrás de Stick and Stones Agency, Ainsley Hutchence y Sebastien Fougere. Se conocieron en un café orgánico de un pueblecito costero en Queensland y lo suyo fue amor a primera vista. Los dos habían estado casados anteriormente, por lo que su idea no era ni mucho menos la de hacer una ceremonia tradicional. Lo que tenían claro es que se llevarían con ellos a un buen amigo fotógrafo para que inmortalizase el momento de su escapada más original. La verdad es que el reportaje recuerda las escenas de una película, empezando por las fotos en el Motel y minutos después atrapados por el tráfico de Las Vegas y llegando tarde a su cita con Elvis. Momento único en el que la pareja saltó literalmente del coche y se puso a correr en dirección a la capilla, con su amigo fotógrafo corriendo tras ellos sin dejar de disparar su objetivo. Impresionante el vestido de lentejuelas con abertura frontal y en la espalda de Ainsley que junto a las bambas y al tono rosa de su pelo le daba un aire totalmente alocado y cool que me encanta. El guiño al rosa lo daban también las gafas de Sebastien y las flores de los novios. La verdad es que no le falta detalle a esta no-boda en la que sus protagonistas reviven los tópicos de la ciudad que nunca duerme, un descapotable de alquiler, bombas de humo de colores y una sesión de tatuajes para el recuerdo que sellan su extravagante historia de amor porque, como suele decirse… ‘todo puede pasar en Las Vegas’.
Fotografía: Janneke Storm by Stick and Stones Agency