Hoy es viernes y, como cada viernes, nos vamos de boda, pero antes dejadme que os hable de otra de mis grandes pasiones y debilidades. Ya sabéis que soy un poco pesada y que siempre estoy con el vintage, el Kraft, el crochet, el diy…, pero hasta ahora no os había hablado del Baix Empordà, un pedacito de tierra a la que siempre volverías. Para las que no sois de esta zona os diré que el Baix Empordà está en Gerona y para mí es como una pequeña Toscana, un paisaje idílico repleto de pinos, alpacas, brillantes calas de rocas escarpadas y agua muy fría y pueblecitos medievales con un encanto especial. En uno de estos pequeños pueblos, en Sant Sadurní de l’Heura, se casaron Alexandra y Félix, pertenecientes a dos importantes familias de aristócratas afincadas en el barrio de Saint Germain de París. Como entrada no suena mal, ¿verdad? Pues sigue todavía mejor. De lo primero que quiero hablaros es del vestido de la novia, confeccionado a medida en un exclusivo atelier londinense, a juego con unos clásicos Jimmy Choo. Me ha gustado mucho el escote, que ofrece la particularidad de tener unos tirantes anchos de encaje tipo ‘quita y pon’, lo que dio la posibilidad a la novia de poder quitárselos una vez acabada la ceremonia. El novio y sus amigos decidieron ir todos a juego con diferentes modelos de Hackett London, estaban todos guapísimos. La pareja siempre ha estado muy ligada sentimentalmente al Baix Empordà, ya que poseen una impresionante finca en la zona, donde celebraron la recepción, el banquete, la fiesta y el brunch del día siguiente. La ceremonia religiosa se ofició en la iglesia de Sant Genís de Monells y estuvo amenizada por un conjunto de música gospel. Una vez finalizada, la pareja y todos los invitados se dirigieron a la maravillosa plaza porticada y de elegante ambiente medieval de la localidad, acompañados de una orquesta dixieland que animó la primera parte de la fiesta, regada con docenas de botellas de Dom Perignon. Tras esta primera y glamourosa recepción, los invitados se trasladaron a la finca de los novios donde pudieron disfrutar de un cocktail de bienvenida a ritmo de jazz y bossa nova, mientras el sol se ponía tras las montañas. La cena, a la luz de las velas, transformó el ambiente dando paso a emotivos speeches del padre y el hermano de Alexandra y a una divertida performance organizada a modo de sorpresa por los amigos y amigas de la pareja. Como colofón, y presentado como si fuera el Óscar a la mejor película, apareció un espectacular pastel de Escribà Barcelona que dejó a todos con la boca abierta (nunca mejor dicho). Tras el postre llegó la hora de la fiesta, amenizada por un extraordinario grupo francés de hip hop. Toda la organización del evento fue obra de Vanessa Folguera, propietaria de Empordà Events, que con su buen hacer hizo que todo saliera a las mil maravillas. Como anécdota curiosa os diré que para el momento del baile los novios repartieron unas babuchas entre los invitados para que pudieran estar más cómodos, por lo que el guardarropía se convirtió en cuestión de segundos, en el mayor escaparate de modelazos de Jimmy Choo, Louboutin y Manolos habidos y por haber. Como veis, una boda con glamour de los pies a la cabeza que el fotógrafo Manel Tamayo supo captar con su objetivo sin perder ni un solo detalle. Viendo estas fotos me he dado cuenta de lo poco que cuesta soñar…
Fotografía: Manel Tamayo
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