Armin & Karen: boda en los viñedos
Armin y Karen viven habitualmente en Melbourne, así que la idea de organizar su boda en otro Estado y además en un pueblecito rural, era una labor poco menos que complicada. El lugar escogido por los novios, el McLaren Vale, en realidad no tenía nada que ver con su vida cotidiana, es más, estaba a años luz de ella, tampoco se trataba del lugar donde alguno de ellos pasaba los veranos de su infancia, pero el Valle era especial por algo mucho más importante para ellos: porque fue el lugar donde se enamoraron. Por eso, cuando empezaron a imaginar el lugar ideal para celebrar el día más especial de su vida, los dos pensaron en lo mismo. McLaren es un precioso valle situado al sur de Australia con paisajes de mar y de montaña y un entorno rústico y natural. Para la ceremonia la pareja escogió los viñedos Coriole, propiedad de la familia Lloyd, celebrando la posterior cena en el interior de la granja, el edificio principal de la plantación que cuenta con una gran cristalera que hace posible la visión-unión con el exterior. Al atardecer, el lugar se transforma en idílico observando cómo el sol desaparece tras las colinas, lo que favorece enormemente la labor del fotógrafo. Cuando publico una boda, siempre me fijo en el vestido de la novia, es una de las cosas que suele llamar más mi atención, en este caso el diseño es de Jenny Packham y me gusta especialmente porque no es el típico vestido de novia, por lo que se le puede dar un uso posterior al enlace. ¡Impresionante el escote de la espalda! En esta boda vuelve a aparecer otro detalle con el que últimamente me suelo encontrar en reportajes foráneos, la ‘tarta’ de quesos, a mí que soy una enamorada de los quesos es algo que me pirra y que me parece una opción distinta al típico buffet de quesos distribuidos en diferentes recipientes y platos. Con lo que tengo mis dudas es con las celebraciones en mesa imperial, por una parte parece que unes más a todos los invitados sentándolos a la misma mesa, pero por otra la comunicación entre ellos no es tan fluida como si se sentasen en mesas redondas, así que no acaba de convencerme del todo. Con lo que sí que estoy totalmente a favor es con el uso de las velas como apoyo del centro de mesa y más en una cena, ya que aporta calidez y romanticismo, dos aspectos que no pueden faltar nunca en una boda. Espero que la disfrutéis.
Fotografía: Jonas Peterson