Estos días, que ya parecen casi más de invierno que de otoño, disfruto muchísimo quedándome en casa las tardes del fin de semana. Soy alma de verano y el hecho de que a las seis de la tarde ya no quede un rayito de sol que me ilumine hace que mi mente sólo piense en mantita, sofá y cine, libros o inspiración bodil. Cuando me da por esto último no puedo evitar quedarme atrapada con las bodas de invierno. Ya sabéis que me encantaría celebrar una segunda boda o quizás un aniversario en esta época del año, una época que encuentro tremendamente romántica y en la que se pueden llevar a la práctica un montón de ideas preciosas para dar calidez a la celebración. En el post de hoy toda la inspiración se centra en una boda de invierno celebrada al aire libre.
Me encanta la enorme mesa alargada que compartirán los invitados sobre el suelo de hojas secas pero sobre todo lo que más ha llamado mi atención ha sido el gran camino de mesa que arropa toda la superficie de la misma, como si de un confortable jersey de lana tejido a mano se tratase, aportando una calidez excepcional que se completa con las mantitas de cuadros colocadas sobre las sillas de los invitados para combatir el frío y las bajas temperaturas.
Las flores también juegan un papel importante en la decoración, empezando por el ramo XXL de la novia que combina distintas variedades de rosas y eucalipto, a juego con el cuerpo de su vestido, un romántico diseño de Claire Pettibone. Unas flores que también veremos en los centros de mesa presidiendo un espacio en el que se da especial atención a los detalles, como el de los nombres de cada invitado caligrafiados a mano sobre la propia mesa, el pan envuelto en un paño antiguo decorado con una ramita de olivo o la cubertería rústica. Y, como broche especial decorativo, la hoguera situada junto a la mesa para dar calor a los invitados. No me puede gustar más todo el conjunto!
Fotografía: Kelly Anne Photography