Seguro que cuando todos pensamos en una boda perfecta nos viene a la mente un espectacular vestido de novia de alta costura, los mejores platos y manjares, un espacio de cuento de hadas, un sol radiante y una temperatura excelente. Pues bien, la boda de Natalia y Brian fue una de esas bodas perfectas, a pesar de que ninguno de esos detalles se cumplieran. Lo que se había planeado como una hermosa ceremonia al aire libre empezó a desdibujarse a medida que el cielo se iba volviendo oscuro y sombrío, la lluvia no se hizo esperar y los invitados tuvieron que refugiarse en una carpa reservada la tarde anterior en previsión del mal tiempo que acechaba. En pocos minutos todo empezó a embarrarse, las idas y venidas al cuarto de baño se volvieron interminables excursiones a través de jardines inundados donde más de una invitada casi pierde sus maravillosos zapatos de tacón de aguja. El frío se colaba por los huesos y la temperatura descendía por segundos ante un panorama desolador. Seguro que para más de una pareja esta hubiera sido la peor de las bodas, pero no para Natalia y Brian. Desde el inicio de los preparativos supieron transmitir ese profundo amor que sentían el uno por el otro y la ilusión por hacer felices a todos los que les iban a acompañar el día más importante de sus vidas, por eso y a pesar de todas las vicisitudes, lo realmente importante para ellos ese día era poder disfrutar de su amor en compañía de sus seres más queridos. Para Natalia y Brian, lucía el sol. Tras varios minutos de espera, finalmente pudieron celebrar la ceremonia bajo el gran árbol del que se enamoraron la primera vez que visitaron el lugar. La emoción les embargaba a cada gesto, a cada palabra, vivieron los momentos más emocionantes y al tiempo más divertidos sin poder evitar las lágrimas en más de una ocasión. La posterior recepción y cena fue también perfecta, la carpa mantenía la presencia natural del exterior debido a sus paredes transparentes, por lo que la sensación era como estar en medio del jardín pero con una agradable y cálida temperatura interior. Fueron miles los detalles, pero el que hizo vibrar a todos los invitados levantándolos de sus asientos fue la actuación en directo de la banda de Brian, un concierto único difícil de olvidar especialmente dedicado a la mujer de su vida. A veces, lo verdaderamente importante no es lo que se ve sino lo que se siente, por eso para todos los que allí estuvieron, la boda de Natalia y Brian fue una boda perfecta. Eso es lo que nunca se debe olvidar.