ALEXANDRA & JARED: UNA BODA MUY FAMILIAR
Alexandra y Jared planearon su boda teniendo como punto de partida la relación familiar tan estrecha que ambos tenían con sus progenitores y con el resto de amigos y allegados. Querían que su boda fuese un encuentro familiar, sencillo, bonito y muy cuidado. Para ello eligieron una localización preciosa y muy significativa, se casaron en la parte superior de un cobertizo con vistas al estanque junto al que Alexandra creció, un lugar importante donde ella y Jared suelen ir a menudo. El aperitivo y posterior cena se sirvieron en una granja cercana famosa por su rica comida y sus verdes prados. En la decoración predominan las flores, los elementos rústicos y los verdes y destaca en el ramo de novia la presencia de una gran protea, una flor que no es originaria de Nueva Inglaterra pero sí de Nueva Zelanda y a Alexandra le pareció bonito hacer un guiño a su país de origen, Australia. Toda la papelería la hicieron los mismos novios y gracias a un amigo florista pudieron dar ese toque especial a la decoración sin invertir mucho dinero. Lo que sí tenían claro es que querían dos fotógrafos, uno que acompañase al novio y otro a la novia, los dos sabían que era importante no perderse ningún detalle de la boda porque sería un recuerdo para toda la vida. Particularmente me encanta el vestido de Alexandra, con la espalda abierta y aplicaciones de pedrería, un diseño muy femenino de JLM Couture, así como el sencillo recogido con corona de paniculata. Me ha gustado mucho también la idea de que los dos padres acompañaron a los novios al altar, ya que ambos les han dado la vida y han hecho de ellos las personas que hoy son. Y hay algo importante a tener en cuenta que tanto Alexandra como Jared recomiendan y con los que estoy totalmente de acuerdo y es no estresarse por nada ese día pero especialmente por la climatología. En su caso, antes de la boda había llovido mucho pero todo se pudo solucionar satisfactoriamente con imaginación, los invitados pudieron disfrutar de la comida en una carpa abierta y para absorver la humedad de algunos charcos se colocaron balas de heno estratégicamente por todo el espacio, por lo que muchos invitados creyeron incluso que se trataba de la propia decoración. Y, para finalizar, me quedo con el mejor consejo que le pudo dar a la novia su madre minutos antes de salir hacia el altar, confesarle que ella todavía recordaba cada mirada y cada gesto de cada uno de sus invitados el día de su boda, porque quiso vivir intensamente ese momento para poder recordarlo siempre. Y eso es la que Alexandra hizo, mirar a los ojos de cada uno de sus familiares y amigos, para grabar en su retina todos los sentimientos que pudo disfrutar ese día a medida que avanzaba por el pasillo hasta llegar a su encuentro con el amor de su vida.
Fotografía: Henry & Mac