Goretti & Rubén: romántica felicidad
No sé qué tienen las bodas gallegas que todavía no he visto una que no me guste. Quizás sea el carácter regio de la gente del norte, el misterio de sus paisajes, sus frondosos bosques, el azul de sus playas o el porte y la elegancia de sus gentes o quizás sea todo eso a la vez, probablemente. El caso es que con la boda de hoy he vuelto a disfrutar porque es otra boda de las que considero especiales. La sonrisa permanente de la novia me ha capturado desde el principio, transmitiéndome en todo momento eso que siempre busco cuando publico una boda, la Felicidad (con mayúsculas). Goretti y Rubén se conocieron en el trabajo pero, aunque ambos se gustaban desde hacía tiempo, ninguno de los dos se atrevía a dar el paso por miedo a una negativa. Pero un día sus mundos se acercaron un poquito más y empezaron a quedar con más frecuencia hasta que fue inevitable negar lo evidente. Se casaron en la Iglesia de Santa María de Cambre, una bella construcción románica situada muy cerca del río Mero. El vestido de la novia es obra del diseñador José María Peiró, me encanta la parte superior confeccionada en encaje que deja al descubierto una parte de la espalda, los zapatos son de Cuplé. Otro elemento que me ha gustado muchísimo son los dos broches vintage del recogido de la novia, que le dan un aire elegante y desenfadado, además de romántico. Tras la ceremonia, los invitados se trasladaron al pazo familiar cuya decoración floral fue obra de Magnolia. Hay que decir que una parte importante y fundamental del enlace fue la dedicación de Estela, la hermana de Goretti, que se encargó con mimo de todos los preparativos disfrutando tanto o más que si se tratase de su propia boda. Sólo hay que verla en las fotos, siempre pendiente de su hermana y tremendamente feliz junto a su familia. A lo largo del día hubo muchas anécdotas divertidas pero quizás la que más llamó la atención fueron los tatuajes en piernas y brazos de los amigos de Rubén con la frase: ‘Los amigos son la familia que uno elige’. No penséis que eran pintados, no, son totalmente reales y definitivos y la idea surgió una noche de fiesta aunque curiosamente el tatuaje se lo hicieron todos juntos unos días después, así que como dijo el propio Rubén ‘la noche no les confunde’. Espero que disfrutéis con las imágenes tanto como yo lo he hecho, me gustan las bodas en las que el fotógrafo sabe ‘estar sin estar’ y en esta se ha conseguido.
Fotografía: Bokêh Fotografía
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