Aunque esta vez no se trata de una boda real, sino de un shooting de inspiración, los modelos protagonistas llevaban apenas seis meses casados cuando se realizó la sesión, por lo que la cámara logra captar a la perfección los sentimientos de Jack y Ella (Amanda y Tom en la vida real). Parece que la tendencia vintage está dando paso a un estilo más bohemio, combinado con elementos rústicos que hacen que las bodas cada vez se caractericen por estar menos encorsetadas y expresen más la sensación de libertad, pureza y naturalidad. El reportaje de hoy recrea una boda íntima en las dunas de la playa de Noosa Beach. Rodeados de mar, cielo y arena muy fina, el shooting se inspira en una paleta de color marfil, gris, turquesa, beige y verde y toda la decoración se basa en elementos rústicos naturales como la madera, antiguos objetos marinos recuperados, plumas, encajes, cuerda, velas, conchas y botellas de cristal. Particularmente me gusta mucho la mezcla de elementos marinos como el coral blanco o las conchas con otros más naturales como las plantas o las flores secas, dan siempre una sensación de interacción con la naturaleza. Durante la sesión, la novia luce un primer vestido largo y más ligero con escote en pico y lazada por detrás, perfecto para una ceremonia al aire libre en la playa y un segundo vestido de encaje y manga larga que deja parte de la espalda al descubierto, más apropiado este último para el momento del baile. Como únicos complementos un collar realizado en hueso y varias coronas, me gustan especialmente las dos últimas, una confeccionada únicamente con plumas y la otra con verdes naturales. Tanto ella como él lucen los pies descalzos, lo que todavía da más sensación de libertad. Viendo el reportaje una se da cuenta de la importancia que tiene un paisaje natural a la hora de realizar una boda y de cómo éste, con pocos arreglos, puede llegar a convertirse en un escenario ideal imposible de recrear. Espero que lo disfrutéis!
Fotografía: Chesterton Smith Photography