En cuanto vi el reportaje fotográfico que ilustra esta preciosa boda quedé prendada de cada detalle. Mi primera mirada fue hacia la novia, que está perfecta y es un fiel reflejo de las novias más glamourosas de los felices años 20. El tocado birdcage (una de mis debilidades), los labios rojos, las ondas al agua, el broche de plumas blancas, el collar de dos vueltas de perlas, todo respira un aire retro y de charlestón. Pero lo que acabó de enamorarme fue la falda que acompaña el vestido de la novia, confeccionada a base de plumas blancas… ¡simplemente sensacional! Y no hablemos del ‘guiño’ en el vestuario de las damas de honor, recién salidas de las mejores películas de gangsters de la época… Hay que recordar que los años 20 marcaron una nueva etapa en cuanto a la liberación de la mujer y esos cambios se empezaron a notar en su vestuario, con faldas más cortas, nuevos cortes de pelo y predominio de los sombreros en forma de casquete o las cintas tipo diadema, por eso a las amigas de la novia no les falta detalle. Lo único que no me acaba de convencer del todo es el traje del novio y sus testigos, quizás lo veo demasiado ‘normal’ para el escenario protagonizado por las mujeres. No hay que olvidar que la moda de los años 20 poseía un elemento muy importante: el movimiento por encima de todo, y eso es lo que transmite la boda de Jen y Matt… movimiento y cambio.
Fotografía: Sarah Rhoads Photography