A pesar de vivir en Bruselas, Julien y Aurélie se casaron en Toulouse, por lo que parte de la organización de su boda tuvo que ser a distancia. Su principal objetivo fue crear un ambiente festivo pero sobre todo cálido y acogedor y para lograrlo la decoración era sumamente importante. Un mes antes de la boda a Aurélie se le empezaron a ocurrir un montón de detalles DIY, por suerte contaba con las manos hábiles de su madre que se pasó días enteros cosiendo, cortando y pegando pompones, pájaros de origami y regalos para los invitados. A Julien lo que más le preocupaba era la iluminación y, por supuesto, la música. Al final los dos consiguieron llenar de detalles tanto la ceremonia como el banquete y el Dj fue un enorme acierto ya que a las 4h de la mañana todavía se encontraban en la pista la mayor parte de los invitados bailando como locos la música de los 80. El lugar elegido también tuvo mucho que ver, ya que los novios querían que todo se celebrase al aire libre y en un mismo lugar, incluso el alojamiento de los invitados. Así fue como buscando, buscando, descubrieron un camping muy singular compuesto por Yurtas (vivienda tradicional de los pueblos nómadas) y Tipis indios, la diversión ya estaba asegurada. Respecto al vestido de novia, Aurélie soñaba con un vestido sencillo, delicado y ligero y, lo más importante, largo para la ceremonia y corto para el baile, lo encontró en Louise Dentelle y lo combinó con una chaqueta de encaje de Maje y como únicos accesorios un collar de su abuela y una diadema hecha a mano que su tía-abuela llevó el día de su boda en 1930. Como curiosidad os diré que el traje del novio se compró en una hora una semana antes de la boda, ellos son así… Al tratarse de una boda con un punto informal, eligieron un catering fácil de servir al aire libre por lo que se decidieron por una variedad de carnes marinadas cocinadas a la plancha y boles de ensaladas y verduras colocados sobre las distintas mesas a modo de buffets y un divertido puesto ambulante de patatas fritas. Para el reportaje fotográfico, otro aspecto de vital importancia para los novios, tuvieron la suerte de contar con su padrino de bodas y hermano del novio, además de sus dos testigos, un fotógrafo y un fotoperiodista, ¿qué más se puede pedir? El éxito del reportaje también estaba asegurado pero, por si fuera poco, construyeron además una cabina de fotos de cartón y madera pintada a mano donde los invitados pudieron hacerse mil y una fotos a cual más divertida. El resultado: un fin de semana perfecto para una boda al atardecer.
Fotografía:Antoine Montfajon y Roger Do Minh
En UBOshop podrás encontrar algunos de los elementos que aparecen en esta boda como son los pompones, lámparas y jaulas.