La boda de hoy podría tener muchos calificativos porque está plagada de detalles, el primero que me viene a la cabeza es el de boda bohemia, aunque también podría ser una boda hippy o quizás ecológica. En todo caso, sea cual sea el calificativo que la defina, he de deciros que es una de las bodas que más me han gustado últimamente por su amor por todo lo natural. Kelly y Natalie se conocían desde la escuela secundaria, aunque no empezaron a salir juntos hasta la fiesta del 21 cumpleaños de Kelly, desde entonces no se han separado ni un minuto y tras 11 años de relación y 8 de convivencia decidieron dar el paso y casarse. La propuesta de matrimonio de Kelly fue muy romántica ya que invitó a Natalie a pasar un fin de semana en la Granja Spide. Cuando ella llegó a la habitación se encontró con una cálida chimenea encendida y un pasillo iluminado con velas y rosas, de fondo, su canción favorita y una botella de champagne. Como es natural, no pudo resistirse. Los dos son unos amantes de la vida al aire libre por eso eligieron para casarse Rickety Bridge, una hermosa finca vinícola situada en Franschhoek Valley. El entorno no podía ser más idílico, con el viejo puente destartalado y unas fantásticas vistas a las montañas y a los viñedos. La ceremonia tuvo lugar bajo un enorme roble decorado con guirnaldas de ganchillo, símbolo de su amor por la tierra. Un pasillo de alfombras kilim y botellas de cristal con flores blancas en su interior, guiaban a los novios hasta un altar tipo hayma de aire oriental. La inspiración para la decoración la obtuvieron de sus numerosos viajes nada tradicionales y siempre diferentes, los dos creen en el poder y la belleza de la madre tierra y son unos apasionados de la cultura asiática, de ahí la presencia protagonista de bolas, candelabros, lámparas de cristal y farolillos de estilo árabe colgados a distintas alturas por todo el espacio. Me ha gustado el peinado elegido por la novia, pelo suelto y ligeramente rizado con una corona de flores como único adorno, es tan sencillo que incluso simplifica las líneas del vestido de encaje. Y de nuevo la presencia de la paniculata en los ramos de las damas de honor, me encanta. La mantelería de hilo bordado, los cubiertos antiguos plateados y los centros de mesa florales ponen el broche de exquisitez a una boda marcada por la belleza de lo natural.
Fotografía: Charlene Schreuder Photography