Hace unos días en uno de mis post os hablé de Vanessa, una novia muy creativa a la que se le ocurrió hacer un pack ‘antilluvia’ para su boda con la ayuda de Project Party Studio. Su idea funcionó, así que hoy os traigo las fotografías que lo demuestran. La boda de Vanessa y Manel me encantó desde el principio, fue una ceremonia algo íntima, con la familia más cercana y muchos amigos y desde el primer día los novios decidieron que lo que querían era una fiesta que huyese de formalismos. Además, quisieron implicarse en la boda desde el principio y, aunque acabaron agotados con los preparativos, su esfuerzo valió la pena. Como querían darle un aire rústico y vintage, alquilaron Can Riera de la Pineda, una masía situada en una localidad cercana a Barcelona, el entorno perfecto. Tenían tantas ganas de hacer una boda DIY que hasta el vestido de la novia, del diseñador Manuel Mota, se personalizó, Vanessa decidió quitar unas flores, hacer el escote más extremado… y para los zapatos eligió unas sandalias de Castañer de un tono neutro con plataforma, para que no se clavase el tacón en el césped. Hubo tantos detalles que os voy a transcribir las palabras de Vanessa tal cual me lo explicó a mí para que no se me olvide nada.
Ceremonia: ‘Colocamos balas de paja (en realidad era hierba seca) y la decoramos con retales de tela de encajes y tul que fuimos comprando por mercadillos. Junto a las balas, un tronco con tapetes o paños de encaje y botes de cristal con flores secas, que decoramos con tela de arpillería y encajes y velas en su interior’.
Aperitivo: ‘El aperitivo se hizo en el jardín, alrededor de la piscina, que iluminamos con un montón de velas, por supuesto hechas por nosotros a base de comer yogures de bote de cristal durante meses. Luego los rellenamos de parafina. También quedaron ideales las luces de verbena, le daba a todo un toque tan romántico! El aperitivo lo amenizó un grupo de jazz estupendo, que hace unas versiones buenísimas de canciones de toda la vida, Jazzdecopas. Para acomodar a los invitados pusimos unos asientos de cajas de palé con cojines blancos y otras mesas redondas sobre las que colocamos como centro de mesa cajas de frutas lijadas y pintadas por nosotros mismos. Los arreglos florales los hizo Mireia Abras. Junto a un árbol colocamos una maleta recuperada de un altillo, llena de flores silvestres y unos farolillos.’
Regalo: ‘Como regalo a los invitados les dimos unos botecitos de Chutney de manzana en conserva, que decoramos con retales que fuimos encontrando por casa. Los hizo mi madre y le quedaron ideales!’.
Cena: ‘Antes de pasar al comedor los invitados recogían sus tarjetas individuales con la gráfica de la boda que diseñó Project Party Studio, junto con las invitaciones. El comedor se decoró con velas de encaje, un antiguo mueble de madera lleno de fotos de familia, troncos de distintas alturas con velas… Los centros de mesa eran unos bodegones, de estilo rústico-vintage, con un montón de elementos de cristal: jarrones, botellas, vasos, unos centros con tulipas y velas, metidos en cajas de frutas pintadas, mucha flor silvestre, lavanda, limonium… Mireia Abras nos hizo unos “paquetitos” con flor seca metida entre hojas de libros viejos que nosotros deslomamos. Los números de las mesas: fotos nuestras de una sesión casera en el campo. No había mesa presidencial (fuera protocolo), nos sentamos en mesas diferentes en cada plato! Hubo un montón de sorpresas más para tener entretenidos a los invitados: crucigramas sobre nosotros, bailes sorpresa, vídeo molón, etc., etc.’
Fiesta: ‘El bailoteo se celebró dentro de una ermita! Con barra de mojitos y caipiriñas, música de Wattsmobil, mesa de chuches y galletas y…. churrero incluido, sí, sí, el típico de feria apareció en el jardín de la casa e hizo churros con chocolate para todo el que se acercara a la furgoneta-churrería. Al otro lado del jardín pusimos un retro-fotomatón. ¡Quedó divertidísimo! Para saber dónde estaba cada cosa, hicimos unas flechas indicadoras. En el jardín también teníamos nuestro “ego rincón”, unas letras con nuestras iniciales forradas en tela entre palmeras de las que colgaban fotos nuestras.’
Increíble, ¿verdad? Antes de despedirme me gustaría felicitar a la fotógrafa de la boda, Mireia Cordomí, primero por su excelente trabajo y segundo porque en el momento en que escribíamos estas líneas se encontraba dando a luz, así que nuestra más sincera felicitación desde aquí para ella y para su bebé.
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Fotografía: Mireia G. Cordomí
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