Cuando Pilar y Jorge descubrieron que les unía algo más que su amor por las ondas, ella es periodista y él editor de TV, fue cuando decidieron casarse. Eligieron Coruña, la ciudad natal de la novia, para darse el ‘sí quiero’ en la iglesia de San Jorge, situada en pleno centro de la ciudad. Un templo religioso impresionante donde un alucinante coro Gospel amenizó la ceremonia dejando a todos los invitados con la piel de gallina. Como detalle, una vez finalizada la ceremonia y para el momento de la salida de los novios, los asistentes podían elegir entre tres opciones con sus respectivos cartelitos: arroz para los clásicos, confetti para los innovadores y pétalos para los románticos. La sesión de pareja se desarrolló por el pintoresco casco antiguo de La Coruña, el puerto y la Torre de Hércules, un clásico para los novios gallegos por lo que el reto de obtener unas fotografías anticonvencionales fue todavía mayor para Ernesto Oehler, el fotógrafo elegido por los novios que se había desplazado desde Málaga para la boda. Me ha encantado el vestido de la novia, con esas mangas de plumas y el tocado que se puso en sustitución del velo. Una vez acabada la sesión fotográfica, los novios se dirigieron al Pazo de Vilaboa donde ya les esperaban los invitados, además de múltiples sorpresas para todos. El novio tenía planeado cantarle a la novia junto a una banda en directo y los invitados podían colocarse en sus solapas unas chapitas, dependiendo de la parte por la que habían sido invitados, en las que podía leerse: ‘Soy de la novia’, ‘Soy del novio’ o ‘Soy de los dos’. Durante el banquete, las mesas estaban distribuidas por títulos de películas de amor y en un lugar privilegiado, Pilar y Jorge habían colocado una cómoda con portarretratos con fotografías antiguas de sus respectivos abuelos, padres y tíos en diferentes etapas de su vida. También dejaron un cofre de madera con papelitos para que los invitados pudieran dejarles un mensaje y otro con zapatillas tipo ‘espardenya’ para poder bailar con comodidad. Como sorpresa final, la novia cantó en directo una canción compuesta por ella y dirigida a su ya marido, fue uno de los momentos más emocionantes junto con el momento del baile. Se decidieron por un tango que tenían ensayado a la perfección y en un momento dado se encendieron unas bengalas creando un efecto visual impresionante y dejando, una vez más, a los invitados totalmente sorprendidos. Sin duda, fue una boda marcada por una excelente producción y un trabajo fotográfico excepcional, como lo demuestra el reportaje que podéis ver a continuación.
Fotografía: Boda Creativa
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