Ya os lo he comentado en más de una ocasión, soy una enamorada de las bodas de invierno y como parece que todavía tenemos invierno para rato, hoy os traigo otra boda de frío. Bueno, en realidad se trata de una sesión de fotos que describe lo que podría ser un estilismo de boda rústica en invierno. Lo primero que me llama la atención es el tocado de la novia, con ese gran lazo imposible que yo nunca hubiera sabido colocarme pero que ella luce de forma espectacular y que me encanta. La boina del novio también le da un toque rústico a su vestimenta aunque para mi gusto no demasiado cuidada, creo que la chaqueta de punto no le acaba de favorecer. En la decoración se ha jugado con tonos sencillos y neutros como los blancos, plata, dorados o crema, que tan bien combinan con el aspecto frío de las imágenes y digo frío porque hay alguna foto que más de un escalofrío me ha provocado. El toque vintage también está presente en la mayoría de escenas aunque yo destacaría tres: la de la habitación en tono azul velado con la lámpara sobre la gran cama de madera antigua, los zapatos con puntera de cuero de la novia y, sobre todo, el cubre-sillón de ganchillo, me encanta y además me recuerda muchísimo a las labores de mi abuela. Como ella siempre decía: todo vuelve. Y qué razón tenía…
Fotografía: Jenny Haas