‘Cuando empezó nuestra historia, hace ya seis años, nos enamoramos mucho… ¡Muchísimo! Recuerdo que todo el mundo nos decía que todo ese amor y detalles que teníamos el uno con el otro iban a ir decayendo con el tiempo, que sólo era así porque estábamos empezando, pero eso no pasó. Seguimos igual que al principio, como si hubiese sido ayer el día en que nos conocimos. En noviembre de 2018 fuimos de viaje a Tailandia y allí llegó la tan esperada pedida de mano. Fue un momento precioso, íntimo y muy especial. Planeamos nuestra boda para el 9 de mayo de 2020. Lo hicimos todo con mucho tiempo para poder disfrutar de los preparativos con calma. Teníamos claro que queríamos una boda al aire libre, con una ceremonia oficiada por alguien que conociese nuestra historia, un banquete tipo cóctel, con música en directo, con nuestra familia y amigos más cercanos… Lo teníamos todo listo y sólo esperábamos ansiosos a que llegase la fecha… hasta que el Coronavirus hizo que tuviéramos que posponerlo todo. El 31 de octubre de 2020, si el virus nos deja, celebraremos nuestra ansiada boda por todo lo alto y tal y como lo habíamos soñado. Pero… ¿qué pasó el 9 de mayo? Cuando decidimos posponer la boda aún estábamos en marzo, quedaban dos meses para nuestra boda pero creíamos que, aunque estuviera permitido celebrarla, no merecía la pena poner en riesgo la salud de todos los que queremos, sobre todo la de personas tan vulnerables como nuestros abuelos. Gracias a nuestra querida wedding planner (Patricia Vic de Dreams of Princesses) no tuvimos que preocuparnos de nada, ella se encargó de cuadrar con todos nuestros proveedores otra fecha en la que coincidiera todo lo que teníamos contratado. Los días pasaban y el 9 de mayo se iba acercando. No os vamos a mentir, cuánto más se acercaba el día, más tristes estábamos. Lo único que nos consolaba era pensar que ese día aquí en Asturias lloviese como si se fuera a acabar el mundo y si podía ser incluso con tormenta pues mejo . Y así fue, hacía tiempo que no hacía un día tan horrible como el 9 de mayo y después de toda una semana de pleno sol y calor como si fuese verano, jajaja. Unos diez días antes empezamos a pensar que estaría bien hacer algo nosotros dos solos en casa, aunque sólo fuese escribir unos votos, ponernos las alianzas que ya tenían grabadas la fecha del 9 de mayo, hacer una cena especial y un baile sin espectadores. Pero al contárselo a nuestros dos mejores amigos, decidieron que ellos querían acompañarnos. Y gracias a ellos y a la grandísima ayuda de nuestra wedding planner, empezó a materializarse la idea de celebrar una boda online desde casa. ¡Nuestra Wedding Live! Nos hicimos una cuenta de Instagram, a la que añadimos a todos los invitados, avisándoles de que el 9 de mayo a las 9 de la noche retransmitiríamos en directo nuestra “No Boda”. Ese día, Patricia Vic se encargó de convertir nuestro salón en un sueño. De verdad que no puedo describir con palabras lo que sentimos al ver nuestro salón decorado tan bonito… ¡Bueno, sí! Nos sentimos novios. Los nervios empezaron a brotar y nos olvidamos al 100% de que ese día teníamos que estar celebrando nuestra boda de verdad. La ilusión había vuelto a nosotros. Ya mucho antes de prometernos teníamos claro que queríamos que Cristina Cañibano fuese nuestra fotógrafa, y ¡qué buena elección! Quiso colaborar para que nuestra “No Boda” fuese aún más especial, por lo que con todos los EPIS necesarios se vino a nuestra casa para hacernos un reportaje de boda. Era un día de lluvia, sin casi luz, a las ocho de la tarde y en un espacio cerrado y, aun así, Cristina acompañada solo de sus EPIS y su cámara hizo M-A-G-I-A. Yo me había comprado un traje de Purificación García blanco para la ceremonia civil del ayuntamiento que íbamos a hacer el 8 de mayo y justo un par de días antes de empezar el confinamiento me había llegado la preciosa diadema de cristal que las hermanas de M de Paulet me habían diseñado, así como los pendientes que iba a usar el gran día, y no dudé ni un minuto en que en nuestra “No Boda” ¡me lo iba a poner todo! En el último momento también decidí ponerme mis preciosos zapatos verde hiedra de Uniqshoes, que llevaban esperando meses en mi armario a que llegara el día de la boda. ¿No desean todas las mujeres poder vestirse de novia una segunda vez? ¿El poder aprovechar todo lo que se compra para ese gran día más de una vez? ¡Pues yo puedo decir que lo haré! Lo único que me faltaba era un ramo, pero gracias a todos nuestros amigos, familia y nuestra querida Patricia, lucí el ramo de novia perfecto. Iván encargó su traje de novio en Plácido Sastre, pero como aún faltaban dos meses para la boda no lo tenía en casa, por eso decidió vestirse con lo que tenía por casa. Lo único que tenía guardado para la boda era el reloj que le había regalado para el gran día y no dudó en estrenarlo. La ceremonia fue preciosa, íntima y especial. Mucho mejor que todo lo que habíamos soñado. Está claro que todo en la vida pasa por algo. Y nosotros a día de hoy, dos semanas después de nuestra “No Boda”, si nos dejaran volver atrás en el tiempo y celebrar nuestra boda al aire libre como habíamos soñado… ¡Diríamos que no! No cambiamos nuestra Wedding Live por nada del mundo. Fue PERFECTA. Nos emocionamos y reímos como nunca. Estábamos solos en casa, sí. Pero… ¿Sabéis que? Sentimos a todos los que nos acompañaban virtualmente tan cerca como si estuvieran en nuestro salón con nosotros. Los sentimientos estaban a flor de piel, llevábamos más de dos meses sin ver a nuestros familiares y amigos pero esto nos hizo olvidarnos de todo lo que estaba pasando y los sentimos cerca, muy, muy cerca. Y ¿lo mejor de todo? que aunque nos sintiéramos acompañados, en realidad estábamos solos y nos disfrutamos el uno al otro como nunca. Lo siento Coronavirus, pero en esta casa te hemos vencido’.
FotografÍa : Cristina Cañibano / WP, Decoración y mobiliario: Dreams of Princesses / Vestido: Purificación García / Tocado: M de Paulet / Zapatos: Uniqshoes