Yésica & Joaquín: romántica boda en el Bierzo
De la boda de Yésica y Joaquín me quedaría con dos detalles que me han gustado muchísimo, el primero el vestido de la novia, súper personal y exclusivo, como veréis en las fotografías y el segundo un detalle que sale en una de las imágenes y que considero tremendamente sexy, el del tatuaje que tiene la novia en la parte trasera del tobillo. Pero empecemos por el principio, Yésica y Joaquín se casaron en septiembre en El Bierzo, en la Moncloa de San Lázaro, un lugar mágico con paredes de piedra y cal y una frondosa vegetación. Como os comentaba el exclusivo vestido de novia fue un diseño de la propia Yésica ya que quería algo diferente y muy especial, así que ideó lo que tantas veces había imaginado, un modelo muy romántico, con una falda vaporosa, escote corazón y espalda al descubierto. Para darle un toque más personal le puso un lazo en la espalda y le añadió dos flores en los hombros, incluyendo además sus colores preferidos, rosa, turquesa y amarillo, que no podían faltar. El ramo de rosas y eucalipto y los zapatos, forrados en un tono aguamarina a juego con la alianza nupcial, acabaron de personalizar el conjunto. Joaquín se decantó por un esmoquin y gemelos de Hugo Boss, camisa de Armani y zapatos de Lottusse. Estaba radiante! La boda fue muy rápida ya que les pilló en un momento en el que la novia vivía en Londres, pero no hubo mayor problema ya que al ser Yésica wedding planner, sabía perfectamente todos los pasos que tenía que dar para dejarlo todo organizado en navidades. Ella misma, junto con su empresa L’Ecluse, se encargó de toda la decoración personalizando al máximo todos los detalles, desde el carrito de la entrada con cucuruchos llenos de pétalos de rosa, hasta la mesa de cocktail decorada al más puro estilo vintage, el mobiliario, la zona destinada al libro de firmas, los detalles florales, etc. Preciosa fue también la sesión de fotos de los novios tras la ceremonia, un momento íntimo de cierta tranquilidad en un paraje de cuento donde disfrutaron de su recién estrenado estado antes de volver a reunirse con sus invitados. Quizás el recuerdo más divertido, según la propia Yésica, fue el momento del Photocall y el más emotivo, cuando en mitad de la cena los novios pidieron a sus invitados que les acompañasen al exterior y sin que nadie se lo esperara se unieron para lanzar todos juntos una lluvia de farolillos que volaron hacia el cielo como símbolo de buenos y futuros deseos compartidos.
Fotografía: Different Bodas
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