David & Rebeca: mágica boda
La boda de David y Rebeca fue una de esas bodas que parecen sacadas de un cuento de hadas, así es como la define la novia y cuando veáis las fotografías sabréis porqué. Se casaron en Vic, en una casa preciosa rodeada de un paisaje impresionante y nada más empezar fue cuando tuvo lugar el momento más emotivo para Rebeca, su llegada a la ceremonia a ritmo de La Vie en Rose, una canción muy especial para ella. La ceremonia se celebró al aire libre y al acabar, en vez de arroz o confetti todos los invitados hicieron un pasillo a los novios con varitas decoradas con cintas de encaje y cascabeles. Una idea preciosa además de original. Para la boda Rebeca eligió un dos piezas de Laure de Sagazan de aire vintage a juego con el complemento estrella de su estilismo, un velo exclusivo confeccionado por l’Arca (una de mis tiendas preferidas de Barcelona), una maravillosa mantilla en pico de encaje de Bruselas bordada con perla japonesa y personalizada con un trébol de 4 hojas que Rebeca lució colocada tipo Juliet Cap y que le daba un aire todavía más onírico al conjunto, si cabe. A la hora de cenar la novia cambió el velo por una banda de Doloris Petunia y por la mañana, durante las fotos de la pre-boda llevaba una diadema de flores de Hip & Love, otra marca que me tiene robado el corazón desde que la conocí. Los zapatos son de Chie Mihara que hace unos diseños preciosos además de cómodos. Otro elemento importante fue el ramo de la novia, confeccionado por las mágicas manos de Manuela de Gang and the Wool, Rebeca lo recogió el día anterior y la mañana de la boda las rosas blancas todavía estaban más bonitas ya que habían cogido un ligero tono ocre que hacía que parecieran rosas envejecidas. Toda la decoración de la boda fue realizada por los propios novios, a Rebeca le encantan las antigüedades y muchos objetos eran de sus abuelos o comprados en mercadillos de París o Barcelona. Cámaras de fotos, maletas, guirnaldas y láminas de botánica presidían distintos rincones a cual más especial. También los regalos para los invitados fueron handmade, unas mermeladas caseras hechas por ellos mismos, así como los distintos pastelitos que componían la mesa de dulces, cocinados por las amigas y tías de Rebeca. Uno de los momentos más esperados fue el del baile, que los novios iniciaron con el tradicional vals seguido de un charlestón que dejó a todos con la boca abierta, pero la sorpresa final llegó cuando todos descubrieron nuestra caravana vintage de crêpes, que estuvo durante toda la fiesta amenizando la recena con exquisitos crêpes dulces y salados y que no podía faltar en una boda tan mágica y especial.
Fotografía: Jordi Farrés