Os imagináis llegar a vuestra boda bajando por una escalera de incendios? A mí me parece una idea súper original y atrevida. Los novios del post de hoy no sólo lo hicieron sino que alquilaron toda una azotea, sí habéis oído bien, para celebrar su boda. Una azotea que se convirtió en la protagonista tanto de la boda como de la sesión de fotos. La verdad es que me encantan las bodas distintas, esas bodas que son más una fiesta que una ceremonia, bodas que dejan a sus invitados con la boda abierta y con ganas de más. Jenny y Todd nunca han sido una pareja al uso, así que su boda tenía que reflejar la rebeldía de sus protagonistas y realmente lo consiguieron. Los dos son un ejemplo de que con poco presupuesto se pueden hacer cosas inolvidables, lo importante era tener claro dónde querían invertir lo poco que tenían y una vez que lo supieron se pusieron manos a la obra. Eso sí, no hubiera sido posible conseguir su sueño sin la ayuda incondicional de sus familiares y amigos que no sólo les echaron una mano en la decoración sino también en el catering o incluso en la música. Mientras uno de sus mejores amigos se encargó de los aperitivos y platos principales, otro elaboró todos los postres, incluyendo unas deliciosas magdalenas libres de gluten, un poco de fruta y unos macarons completaron el menú. La decoración principal se centró en dos únicos elementos, pompones y botellas pintadas a mano y decoradas con flores, así de simple. Pero es que el espacio no requería nada más, una impresionante azotea en el sur de Brooklyn con sus salidas de humos, sus claraboyas y sus vistas de vértigo fue el escenario perfecto para la pareja que quiso estar acompañada en todo momento por su perrita Whoopi, la mascota de la fiesta con la que todo el mundo quería fotografiarse. Triunfó especialmente el Doritos Bar (idea de Todd) y el Cigar & Whisky Corner (idea de Jenny). Con el primero los invitados se volvieron locos probando los múltiples sabores de Doritos y el segundo animó especialmente la segunda parte de la boda, la de la fiesta, en la que dos de sus amigos DJ’s ofrecieron una sesión especial para ellos donde no faltaron las risas, las anécdotas y el baile hasta el amanecer. Sin duda, una boda diferente y nada convencional que dejó a todos con ganas de más.