Las plumas están de moda. El retorno al pasado llega también a los tocados y las plumas lucen sobre las cabezas de novias e invitadas. En el post de hoy me voy a centrar únicamente en los tocados de novia, pero prometo una segunda parte a la vuelta de vacaciones dedicada íntegramente a las invitadas. Si echamos la vista atrás las plumas han sido siempre un complemento presente en los tocados, aunque ha variado su aplicación en función de la época. Es precisamente durante la época renacentista cuando los tocados inician una transformación y surgen los modelos tipo casquete utilizados principalmente durante las cacerías y decorados con pedrería, terciopelo, sedas, pieles y plumas. Más adelante, durante el período Barroco y debido al uso de pelucas, los tocados muestran un mayor volumen y en nuestro país surge la moda de utilizar armazones de alambre decorados con plumas, joyas y encajes. Pero es durante el Rococó cuando los tocados adquieren su máxima extravagancia y tienen su principal exponente en la figura de Mª Antonieta, para la que Monsieur Larseneur creaba los tocados más impensables con joyas y plumas de las formas más imposibles. Durante el realismo los tocados dan paso a las pamelas, muchas de ellas decoradas también con aplicaciones de plumas. Pero donde el tocado ha sufrido los mayores cambios ha sido durante el siglo XX, del que destacan los años 30, cuando Coco Chanel impuso las melenas garçon adornadas con cintas minimalistas compuestas por una perla y una pluma. En la actualidad los tocados con plumas vuelven a resurgir sin seguir un patrón establecido ya que a partir de los 80 no hay reglas básicas ni estilos definidos, la reinterpretación del pasado se centra en el uso de nuevos materiales con el fin de crear formas novedosas, personales y siempre sorprendentes.

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Fotografía: Harwell Photography, Clayton Austin, Sara Gray Photography, Austin wedding photography, Twigs & Honey, House of brides, Tessa Kim, Tasha, Belathée Photography