Dentro de pocos días el Carnaval irrumpirá en las calles de pueblos y ciudades y el ambiente festivo nos inundará, dando una tregua al invierno y a las preocupaciones. Por eso hoy he querido mostraros una boda muy divertida, llena de colorido, con algunos detalles de rock and roll y basada en la tradición carnavalesca. Melissa y Arnold se conocieron, como tantos adolescentes, en una fiesta en la playa en un pueblecito costero donde sus padres pasaban los veranos. Por las tardes solían sentarse en las rocas para ver el atardecer. Pero los veranos pasan, los niños se hacen adultos y las vacaciones quedan en un bonito recuerdo. Años más tarde volvieron a encontrarse, habían crecido, estaban solteros y en su primera cita, Melissa supo que quería pasar el resto de su vida junto a él. Y, como no podía ser de otra manera, Arnold le propuso matrimonio en las mismas rocas donde solían sentarse a ver la puesta de sol cuando eran niños. Ambos querían una boda que huyera de lo tradicional, a los dos les encanta la vida al aire libre, las acampadas y la naturaleza, así que si algo tenían claro es que su boda sería en el exterior y en un entorno natural. Estaban entusiasmados con la idea de celebrar una gran fiesta de carnaval como las que antiguamente se celebraban en los pueblos, como si de una gran feria se tratara, por eso decoraron el espacio con puestos de cerveza de jengibre, algodón de azúcar, palomitas de maíz y hasta con un camión de helados. Repartieron mantas de pic-nic por el bosque para que todos los invitados pudieran sentarse si lo deseaban y amenizaron la velada con diferentes juegos de exterior distribuidos por el campo. La pista de baile también se montó al aire libre, bajo las estrellas, junto al bosque iluminado con antorchas y rodeada de pequeñas hogueras. Uno de los elementos más espectaculares fue el vestido de la novia, que se personalizó a la medida de sus gustos, ella quería sentirse como una antigua princesa, como una reina de carnaval, no quería verse como la típica novia, quería algo divertido y sorprendente, y lo consiguió con un cuerpo de corpiño y un tul de color rojo degradado, además le confeccionaron dos vestidos en uno ya que para la fiesta pudo quitarse la parte baja de la falda de manera que el aspecto del vestido cambió totalmente al acortarse, permitiéndole moverse y bailar sin descanso. Antes de acabar me gustaría dejaros con el consejo que da Melissa a las futuras novias y que me ha parecido importantísimo porque no lo solemos tener presente cuando llega el día de nuestra boda debido a la emoción y a los nervios, ella nos recomienda retirarnos unos minutos con nuestra pareja a un lugar apartado donde poder ver todo lo que está sucediendo y simplemente disfrutar de ese momento. Así de sencillo y así de emocionante, os aseguro que será una imagen que se os quedará grabada de por vida.
Fotografía: Carmen Visser